viernes, 26 de diciembre de 2008

¡Navidad!

Hoy día cada vez hay más detractores de la Navidad, quienes la consideran una fiesta degradada, con tintes religiosos obsoletos, una celebración materialista donde nos perdemos en frenesís consumistas y que utilizamos para evadir una realidad que se vuelve más cruda con cada año que pasa. Y tienen razón.

Pero, con todo, la Navidad sigue siendo un mito bastante importante dentro de nuestra cultura. Más allá del consumismo, de la nostalgia por la "magia" de aquellas festividades de nuestra niñez, del culto religioso explícito y de la evasión de la realidad, la Navidad juega un papel muy relevante en el imaginario colectivo. Su simbolismo parece trascender todas estas deformaciones, todavía siendo capaz de mover muchas fibras dentro de la mayoría de la gente.

Para comprender esto, quizás sea necesario ir a las raíces del festejo.

Los orígenes los encontramos en la antigua fiesta de Yule que se celebraba en las regiones célticas, germánicas y escandinavas, llegando tan lejos como Rusia. Los rituales de Yule son tan ancestrales que hay quienes opinan que podrían remontarse hasta un par de milenios antes de la llegada del culto cristiano. Se trataba de la celebración del solsticio de invierno, que ocurre alrededor del 21 de diciembre. En estas tierras de clima tan hostil, el sentido comunitario cobraba una importancia crucial para la supervivencia, por lo que surgió un mito que les ayudó a mantener la esperanza durante la época más difícil del año.

Justamente durante la noche más larga del año, esta gente solía juntarse para celebrar un rito donde se pedía por el regreso del sol. Las personas cortaban árboles siempreverdes (por lo general, abetos o pinos) y los decoraban con adornos brillantes. Por supuesto, estos árboles perennifolios representaban la resistencia y la continuidad de la vida; pero también eran símbolos del árbol cosmogónico solar que sostiene al mundo y que renace cada año, una imagen del héroe que triunfa en su viaje iniciático a través de la oscuridad.

Básicamente, Yule era una ceremonia de fertilidad de carácter principalmente colectivo; pero también tenía una dimensión personal. El mito del héroe se vinculaba de manera intrínseca a esta festividad, por lo que también representaba un viaje interior y personal, una confrontación del individuo consigo mismo, cuya culminación era el renacimiento a una nueva vida. Así, tras la fiesta de Yule, la gente solía intercambiar regalos como símbolos de la sabiduría adquirida tras este periodo de interiorización.

La fiesta de Yule era tan importante (se pensaba que, si no se hacía correctamente, la primavera jamás llegaría) y estaba tan arraigada dentro de estas culturas que, al momento de llegar el cristianismo a las tierras del norte, sobrevivió mediante la sincretización de creencias. De esta forma, la fiesta del nacimiento del sol pagano pasó a ser la celebración del nacimiento de Jesucristo, el nuevo Rey Sol romano.

Los actuales villancicos (los carols ingleses) son una supervivencia de los antiguos cánticos folclóricos que se hacían durante la fiesta, mientras se bailaba formando un círculo mandálico. El belén o nacimiento fue una inclusión posterior que culminó la transformación cristiana del imaginario. La figura de Santa Claus no se asimiló a la fiesta de Navidad hasta alrededor del siglo XVII. Santa Claus (nombre derivado del Sinterklaas holandés) es una de tantas mitificaciones de Nicolás de Mira (o de Bari), un santo turco que vivió en los siglos III y IV y que se hizo de una reputación por dar regalos a la gente necesitada (ponía monedas dentro de zapatos, o algo así).

Entonces, lo esencial aquí es el simbolismo de la esperanza de renovación, de la nueva salida del sol tras la noche fría, oscura y larga. Es tan fuerte, está tan arraigado en lo inconsciente colectivo que se niega a desaparecer. En este punto, podría decirse que forma parte de nuestra identidad como occidentales. Todos lo llegamos a sentir, precisamente es lo que nos conmueve y alegra tanto durante estas épocas. Charles Dickens lo sabía; basta leer el clásico Cuento de Navidad, una de las narraciones que mejor exploran y desarrollan los motivos profundos de esta celebración.

Pienso que es importante mantener vivo este mito particular. Y es que, en realidad, hoy más que nunca estamos todos necesitados de esperanzas.

martes, 23 de diciembre de 2008

Stephen King's The Stand

Recuerdo que, cuando era un niño pubescente de gustos simples, disfruté de la miniserie de The Stand. Así es que hace cosa de un año la compré a 70 pesos en un puesto de películas usadas, sólo por pura nostalgia. Chistosamente, la dejé guardando polvo durante todo este tiempo y, ahora que me decidí a verla, me dieron ganas de someterme a un transplante experimental de ojos. La verdad, no esperaba gran cosa de esta película, pero al menos esperaba algo. Stephen King nunca ha sido un escritor particularmente brillante, pero algunas de las películas basadas en sus libros me han llegado a entretener. IT, Rose Red y Cat's Eye son filmes que, aunque mediocres, cumplen con su función, sacándote una risa o dos y engañando al aburrimiento por un rato. Por supuesto que Creepshow, Carrie y The Shining (la de Kubrick), se cuecen aparte debido al sentido que le dieron sus respectivos directores; pero el caso es que, por lo general, Stephen King tiene cosas que, de alguna u otra manera, pueden resultar entretenidas y a veces hasta interesantes (sobre todo por su psicología*).

No es así con The Stand. Esto es mierda extratóxica.

Basada en el libro de más de mil páginas, The Stand es el equivalente a un baño en las heces diarreicas de cien ñus, coronado con un barril de mayonesa cosecha de 1998, los gusanos de la tumba de Fidel Velázquez y el fango ése que utilizan en los rituales del Niño Fidencio.

OK, quizás exagero, pero el punto es que ésta es una muy mala película. Déjenme explicarles.

The Stand es una miniserie en tres partes de hora y media cada una que narran el combate final entre el bien y el mal en un escenario postapocalíptico, donde una supergripa creada artificialmente en un laboratorio gringo se sale de control e infecta a la población mundial, matando al 99.9% de los seres humanos en unas cuantas semanas.

Sí, nunca habíamos escuchado algo así antes, ¿verdad?

Como sea, algunos cientos de personas sobreviven por causas aparentemente no biológicas. Todas ellas fueron elegidas por dios y por el diablo para repoblar el planeta. Pero no hay espacio para dos facciones de como 200 personas cada una en un mundo de miles de millones de kilómetros cuadrados de extensión. Tal vez sea porque todos los sobrevivientes son norteamericanos.

Nah, eso debe ser sólo coincidencia.

Hay varios personajes "importantes" aquí. Los principales son el tipo ése de CSI que parece doble de Michael Keaton, otro es un rockstar irritante, una chava que es toda ingenua y que no cumple con otro papel más que el de compañera sexual del clon de Keaton (pero que por algún motivo está presente en toda la película), un profesor universitario (el único personaje que me agradó), un sordomudo ateo, un retrasado mental, el que la hizo del Comandante Harbinger en Hot Shots! Part Deux, una vieja loca con una escopeta, otra vieja loca que es una especie de amante ambivalente del diablo, un geek enamorado de la chava ingenua aquélla (pero lleno de ira y venganza) y un demente piromaniaco conocido como Trashcan Man (el único nombre que recuerdo).

Pero los dos personajes líderes, los representantes de la santidad y la diablura, son los más chistosos de todos. Sólo vean a esta ruca:



No; en caso de que lo pensaran, ella no es el demonio. En realidad, es la "madre Abigail", una anciana decrépita de más de cien años que vive en una granja de maíz y que se la pasa hablando con Dios. O algo parecido. Ella posee la capacidad de contactar a todos los sobrevivientes "buenos" a través de sus sueños y, como Moisés, tiene la misión sagrada de conducirlos a la tierra prometida de Boulder, Colorado. ¿Por qué Boulder? Pues porque... porque... porque... ¿es un lugar bonito? Como sea, este personaje es bastante extraño y llega a tener su propio viaje al desierto, dejando a sus fieles seguidores solos nada más para resolver sus dudas personales.

Si no será una vieja perra egoísta. Regresa toda jodida y a punto de morir solamente para advertir que los malos pusieron una bomba en la casa donde se reúnen los "consejeros" del nuevo pueblo elegido. Un poco tarde; el sordomudo ateo se convierte en pollo Kentucky. Y, hablando del sordomudo ateo, hay una escena en particular que se me hizo muy antipática. El sordomudo le dice a la ruca mamona que él no cree en dios, y la vieja sólo le contesta con una risa condescendiente. Sí, bueno, después de todo lo que ha pasado -con la inmunidad inexcplicable al virus, los sueños y todo- es raro que no creyera en dios, pero ése no es motivo para burlarse de él. Eso es bastante típico del fanático religioso; no intenta comprender la posición de quien no comparte sus perspectivas, y sólo lo hace menos y se ríe de él en una triste demostración de inseguridad propia. Qué remedio, como quiera es obvio Abigail tenía sus dudas.

Pero eso no es nada. Randall Flagg -el mismísimo Lucifer y, según la explicación de Stephen King, es Hitler, Jim Jones, David Koresh, Stalin, Calígula, Torquemada, Bono, Prince y Robert Loggia juntos- es el líder de los malosos. Así es como aparece por primera vez en la serie:



No está del todo mal, con todo y efectos cheesy, especialmente cuando se ve como una sombra entre un campo de maíz y con un montón de ratas a sus pies. Sí podría ser un diablo en quien pueda creer. Pero, por desgracia, más adelante nos muestran su otro rostro:



¿Qué diablos es eso? ¿El príncipe de las tinieblas es un gringo redneck con el rostro semideforme, melena ochentera y que usa jeans, chaqueta de mezclilla y botas vaqueras? ¿Por qué retratan al demonio como un fanático de Mötley Crue? En cualquier caso, era 1994, y ya el hair rock estaba bien pasado de moda. Habría tenido más sentido mostrarlo con corpsepaint blackmetalero o como maricón rebeldoso tipo Marylin Manson. Hasta Alanis Morrisette habría sido una diabla más convincente que este tipo. Pero qué sé yo.

El detalle con este sujeto es que es un demonio muy idiota. Toda su inmemorial existencia y su experiencia boicoteando, pervirtiendo y torciendo obras buenas y divinas no parecen serle suficientes para escoger a un grupo decente de seguidores. Uno supondría que habría elegido a genios maquiavélicos, espías fríos y psicopáticos, asesinos profesionales y -¿por qué no?- a Bill Gates o a Carlos Slim, pero, en vez de ello, prefirió a un montón de monos analfabetas que sólo se preocupan por beber, coger e incendiar cosas. Hasta escogió mal a su novia, quien se terminó suicidando con un anticristo bebé en su vientre. Randall Flagg sencillamente es demasiado infantil y torpe para ser Satanás. ¿De verdad esperaban que un personaje así pudiera ser tomado en serio?



Tomando en cuenta esa última transformación de su apariencia, evidentemente no.

Bueno, para resumir lo que queda de historia: antes de morir, Abigail "profetiza" que cuatro miembros del consejo de goody goodies debe ir a Las Vegas (la capital del infierno, del vicio, del desenfreno, etc. donde viven los malos) y entregarse suicidamente a ellos en una especie de acto de fe. Los cuatro elegidos son el wey de CSI, el profesor, el rockstar baboso y un tipo gordo. En el trayecto, el de CSI se rompe la pierna en la escena de accidente peor actuada del mundo y deben dejarlo a su suerte, solito con el perro mascota del profesor (sí, obviamente el perro tiene que sobrevivir). Los otros tres se entregan a los seguidores del diablo en la escena más gay de toda la película:



Si un tipo joven con una guitarra tomado de la mano de dos hombres maduros se me acercara, yo también me sentiría tentado a dispararles. Pero no es lo que sucede. Flagg asesina al profesor porque le dijo que era un niño patético y los otros dos son llevados a la calle para una ejecución pública. Antes de eso, los mártires lanzan un grito de ayuda y un llamado a la sensatez que mueve algo dentro de uno o dos sujetos que se atreven a defenderlos. El diablo los mata. Pero luego sucede un milagro: Trashcan Man, un pirómano que se había salido de control, llega a la ciudad con una bomba atómica. Como fanático del fuego, lo único que quiere ver es la explosión más grande que pueda haber. Flagg le pide al comandante Harbinger que le dispare, pero repentinamente una mano dorada sale del cuerpo de los muertos y envuelve a la bomba, volando a todos los malos a venga a nos tu reino. El clon de Keaton es rescatado por el retrasado mental y ambos regresan junto con el perro a Boulder, y todos viven felices para siempre.

La lección última de toda la historia: a dios le gusta sacrificar gente buena nomás porque sí y matar a personas malas con bombas nucleares.

Por cierto que por ahí aparece Stephen King haciendo el papel de un pueblerino bonachón que habla, se mueve y se ve como un idiota. Es difícil determinar si en realidad estaba actuando o no.

Como sea, para los estándares de las miniseries de Stephen King (IT, The Dead Zone, Rose Red, The Langoliers) -que nunca son demasiado altos, pero al menos uno sabe que puede perder el tiempo más o menos a gusto con estas cosas- The Stand sobresale por su podredumbre exagerada. Si tuviera que escoger entre volver a ver esta serie o tragarme un lucero del alba... probablemente volvería a ver la serie, pero el punto es que sigue siendo una asquerosidad. Evítenla a cualquier costo.

P.D. ¿Cuándo podremos ver una película en donde el perro y el retrasado mental se mueran? Honestamente, el que siempre tengan que sobrevivir es uno de los clichés más irritantes en la historia del cine.

*Es en serio. A veces las películas más estéticamente chafas son las más interesantes desde la perspectiva psicológica.

martes, 9 de diciembre de 2008

The Tipping Point

The Tipping Point (traducido al español con el nombre baboso de La clave del éxito) es un libro famosísimo escrito por Malcolm Gladwell. Se enfoca en la mercadotecnia y su dinámica en lo referente a las llamadas "epidemias sociales", es decir, las tendencias contagiosas que abarcan desde la imposición de una moda juvenil hasta el surgimiento repentino de oleadas criminales. Gladwell intenta encontrar los elementos que conducen al tipping point, o punto de inflexión en que algo (una idea, una forma de vestir, un libro, una acción criminal) se esparce masivamente, de comunidad en comunidad.

La teoría de Gladwell dice que los factores clave que provocan una epidemia social son: 1) los conectores y los mavens, personas socialmente hábiles y muy bien informadas que se encargan de esparcir y promover ideas y productos novedosos, sólo porque le gusta hacerlo; 2) el "gancho", un elemento creativo inasible que hace que dicha idea o producto se vuelva atractiva o extraordinaria; y 3) el contexto en que se crea el mensaje, el cual (según Gladwell) tiene una importancia pivotal y la menor modificación que sufra tendrá un impacto gigante en las personas que viven inmersas en él.

La verdad es que el libro tiene un par de ideas interesantes, pero el resto, debo decirlo, es mierda. La teoría de este tipo se sotiene tan bien como una jirafa bailando tap sobre el pararrayos de la torre Chrysler.

Su idea acerca de la importancia los conectores y mavens en la difusión de una epidemia social parece interesante en primera instancia, pero no la fundamenta muy bien. Se basa en un montón de ejemplos aislados y trata de sostenerla enteramente sobre el experimento de los seis grados de separación; pero, obviamente, un solo experimento no basta para sacar conclusiones de este tipo. De hecho, entre la crítica que se le hace a este libro, se menciona mucho a un tal Duncan Watts, quien repitió el experimento de los seis grados de separación, pero observó que los supuestos conectores no eran cruciales para la transmisión del mensaje. De cualquier manera, aunque lo que dice Gladwell fuera cierto, en la era de la información, donde los mensajes se transmiten de manera más distante e impersonal, los mavens y conectores no serían tan relevantes para el caso.

El factor del "gancho" no es elaborado ni siquiera un poco en este libro. ¿Qué es? ¿En qué consiste? Quién sabe. Gladwell sólo dice que, para que una idea o producto pegue, debe tener "gancho". Es todo. Información obvia e inútil.

Lo que Gladwell escribe sobre el contexto, aunque igualmente tapizado de mierda, sí tiene algunos puntos atinados. Creo que lo más rescatable de The Tipping Point está en el énfasis que pone sobre la necesidad de trabajar en grupos pequeños y cohesionados; y la importancia que tienen los pequeños detalles. La psicología grupal siempre ha sostenido que (haciendo las neurosis a un lado) los pequeños grupos de trabajo son los más efectivos; y lo mismo es válido para las comunidades pequeñas. Gladwell se basa en algunos de estos estudios (curiosamente no los más importantes) y, especialmente, en la regla del 150, según la cual 150 es el número máximo de personas con las que un individuo puede mantener una auténtica relación social. Fair enough, coincido con él en este punto.

En cuanto a los pequeños detalles, Gladwell acierta y, a la vez, no. Él afirma que una pequeña modificación en el ambiente cotidiano puede hacer la diferencia en la manera en que nos comportamos dentro de él. Algo así también sucede con la publicidad: el más mínimo cambio en un anuncio puede cambiar nuestra percepción acerca del producto que vende. Por ejemplo, borrar los grafitis de los muros en un barrio y limpiar la basura de sus calles puede provocar cambios muy favorables en la actitud de la gente que lo habita. Y poner un mapa y un horario en un anuncio de vacunación puede lograr que más personas atiendan a inyectarse.

Esencialmente, el autor habla del poder que los símbolos tienen sobre la gente, pero no lo ve precisamente desde esa perspectiva, no profundiza demasiado en ello y se vale de unos pocos estudios de psicología cognitiva-conductual para formular algunas de las conclusiones más precipitadas, no fundamentadas, reduccionistas, simplonas y, en general, absurdas que he leído. Cito algunas de sus afirmaciones:

Al final, las convicciones de nuestro corazón y los contenidos verdaderos de nuestros pensamientos son menos importantes a la hora de guiar nuestras acciones, frente al peso que tiene el contexto inmediato.

O ¿qué tal ésta?

Es posible ser mejores personas si caminamos por una calle limpia o si usamos un sistema metropolitano limpio que si éstos se hallan repletos de basura o grafitis.

En algún punto incluso llega a sacar conclusiones acerca de la estructura y la evolución del cerebro humano basándose en cosas de este tipo. El retrato que hace del pensamiento humano es de una cosa moldeable como la plastilina. Afirma que las emociones y los principios éticos pasan a segundo plano con respecto al contexto, al punto que una calle limpia nos puede cambiar en lo más íntimo y convertirnos en excelentes personas. No va a las causas profundas de los sentimientos y tampoco se molesta en indagar un poco más en qué consisten exactamente las convicciones y los principios éticos. Le encanta patinar sobre la superficie y cree haber encontrado el hilo negro por ahí, rebuscando entre datos evidentes. Bullshit pura.

En fin, olvidé mencionar que, entre lo rescatable, también está el capítulo acerca del tabaco y los fumadores, aunque haya hecho un perfil muy insultante del fumador. Pero qué weba hablar de eso.

Como sea, las ideas principales de The Tipping Point no son cosa del otro mundo y se podrían resumir en 10 páginas. Las otras 290 páginas del libro sólo contienen ejemplos y casos concretos. El amigo que me recomendó esta cosa me dijo que lo interesante no eran tanto las ideas como los ejemplos, y creo que tiene razón. Al menos entretienen y pueden ser objeto de reflexión. Pero, la verdad, por momentos sí me sentía algo confundido y perdido entre tanto ejemplo. Esto puede ser algo un poco engañoso, pero estos ejemplos sólo los utiliza para describir las ideas; en manera alguna pueden fundamentarlas.

A final de cuentas, el libro podría valer la pena sólo por los ejemplos aislados y una que otra idea medio atinada. El resto está muy enmierdado y debe ser visto con cautela.

martes, 25 de noviembre de 2008

Mito y religión, parte 1

A mí me gusta definir al mito y a la religión en un sentido amplio, que vaya más allá del mero fenómeno del rito, el dogma y el culto a imágenes concretas. En los estudios especializados se puede definir al mito de una forma más específica, como una narración que fundamenta los orígenes del universo; y a la religión como el culto que se desarrolla a partir de dicho mito (si no recuerdo mal, más o menos así los define Eliade). Pero, de una manera mucho más general, yo creo que también sería justo pensar en ellos como fantasías que intentan otorgar sentido a la existencia misma.

Claro que, si se lo toma de esa forma, el sentido de lo mítico abarcaría todo tipo de ideas, porque, en realidad, habría una identificación plena entre mito e idea. Toda forma de pensar, filosofía, ideología, teoría científica, etcétera, caería dentro de la categoría de lo mítico, pues mediante ellos justamente se trata de encontrarle un sentido a las cosas.

Pero, por otro lado, lo religioso parte de una experiencia numinosa. Todo mito, idea, imagen o fantasía surge de la revelación psíquica o imaginativa; pero la experiencia religiosa tiene una fuerza muy superior, que posee una poderosa cualidad estética y hace que el hombre sienta algo que se encuentra muy por encima de él mismo. Este sentido de lo "divino" se manifiesta de diferentes maneras (visiones extáticas, sueños, meditación, revelación súbita) y se cristaliza de muchas formas: religión institucionalizada, creación artística, nacionalismos, movimientos sociales, etc.

Los llamados mitos superiores justamente tienen que ver con esto que va más allá de uno mismo y que comprende los reinos de lo material y de lo inmaterial. Normalmente, lo que se intenta hacer con estos mitos es llenar un sentimiento de vacío existencial que, al parecer, es arquetípico; en el fondo, todos nosotros sentimos que hemos perdido algo y que debemos recuperarlo, como evidencian centenares de mitos que comparten el motivo de la "caída de la gracia". Los mitos precisamente los creamos para llenar el hueco y encontrar un sentido que, según los existencialistas, no es inherente al mundo, porque debemos construirlo. Pero si el universo no tiene un sentido inherente, ¿por qué nos molestamos en buscarlo, en primer lugar? Quizás, dado que esta búsqueda parte de la revelación, este sentido esencial o inherente no sea inexistente, sino que meramente se encuentre oculto. Al menos es lo que me gusta pensar.

En cualquier caso, el problema con los mitos surge de una incomprensión de su propia esencia. Los mitos son imágenes, ideas puramente dinámicas; ciertamente poseen un núcleo arquetípico, pero son por completo relativos a la situación concreta en que se hacen presentes. Por lo tanto, el peligro está en su literalización. Igualmente, siempre se deben tomar en un sentido global. Por ejemplo, si se literaliza demasiado el sentido espiritual de un mito, se estaría descuidando el lado material (como sucede, por ejemplo, en la India, donde la forma de pensar tan espiritual ha tenido consecuencias muy severas en la sobrevivencia física de sus habitantes); y si, por el contrario, se descuida la parte espiritual, lo que se obtiene es una ideología disfuncional, como el ejemplo más evidente: el materialismo histórico.

La literalización del mito surge de la corrupción anímica, de la deformidad psicológica. Las mayoría de las ocasiones ocurre a causa de una identificación de las persona con la imagen mítica, cosa que, en psicología junguiana, se le conoce como "posesión arquetípica". Cuando esto sucede, el complejo neurótico tuerce el mito a su conveniencia, convirtiendo a una perspectiva particular en dogma, como una forma de defensa ante miedos profundos que surgen a causa de deformaciones afectivas en la vida temprana de las personas. Cuando estas neurosis se encuentran generalizadas en una comunidad, entonces surgen los desastres sociales, incluidas las dictaduras, las guerras, la lucha de clases, y todo lo demás.


En fin, ya me cansé de escribir y, la verdad, no sé cuál era mi punto en todo este discurso. Imagino que sólo quise aclarar mis ideas más básicas acerca del mito y la religión, aunque ciertamente podría seguir y seguir sin saber muy bien dónde toparía. Así que mejor le pongo al título de esta entrada un "parte 1", porque bien podría hablar de esto otra vez. O quizás no, todo depende de mi humor.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Cambios

Este año he leído muy pocas cosas. Desde que me gradué en diciembre pasado, apenas he agarrado un libro. Mis lecturas de ficción de este año solamente han sido cuatro: tres de Fred Vargas y una de Jesús Ferrero. Y mis lecturas académicas han consistido en simples revisiones de libros que ya he leído y que estoy utilizando para mi proyecto de investigación, además de uno que otro artículo y ensayo corto.

Obviamente, en todo esto ha tenido mucho que ver lo harto y fastidiado que terminé después de pasar 5 años estudiando letras. Haciendo cuentas, los cursos que realmente valieron la pena para mí caben en dos semestres de carga ligera; el resto lo considero completamente prescindible y bastante inútil. En cualquier caso, la aproximación psicológica a la literatura la aprendí por mi cuenta y, aunque hubiera elegido un enfoque lingüístico o sociológico -que son los que predominan en la facultad-, realmente la escuela no me habría ayudado demasiado.

Así que por un lado está el hartazgo, pero por otro están también la flojera, el estrés y mi proyecto de investigación (si tengo algún pendiente académico, nunca me siento a gusto leyendo cosas aparte). A propósito del proyecto, ya estoy por terminar el cuerpo principal y espero tenerlo listo a más tardar en enero. En este punto, ya he perdido mucha emoción por este trabajo y se ha vuelto más una carga de la que quiero deshacerme lo más pronto posible.

Estoy desilusionado. Por supuesto que la beca que me dieron para hacer el proyecto forma parte de un programa que simplemente le sirve a la Uni para dar la falsa impresión de que ahí se fomenta la investigación. Y por supuesto que la preocupación principal de casi todos los doctores y académicos de la facultad es ensanchar sus egos y crear una imagen favorable de sí mismos como estudiosos. La investigación en sí es secundaria, una herramienta para alcanzar reconocimiento, y nada más.

Mi proyecto trata de literatura infantil, psicología junguiana y una especie de biblioterapia. No es precisamente un trabajo original -Gringolandia y Europa están llenos de ellos-, pero al menos los textos y autores que abordo no han sido considerados por el mundo académico (y de verdad merecen ser estudiados) y, en estas tierras de salvajes, la psicología analítica y el enfoque terapéutico de la lectura no caería del todo mal. Así que pienso que en realidad estoy haciendo una pequeña contribución. Pero, con toda seguridad, al menos la comunidad de las letras lo va a ignorar (por ser demasiado "raro", complicado y desconocido para ellos; ya me he topado con DEMASIADA oposición). Quizás tenga una mejor aceptación entre los psicólogos, pero no estoy muy seguro, porque Jung no tiene muy buena fama en general.

Entonces, básicamente, mi trabajo es como una botella arrojada al océano, que se la pueden comer los peces.

Mi carrera académica es una farsa. Tengo planeado entrar a maestría el año que entra, pero no me siento demasiado motivado. Voy a gastar tiempo y dinero solamente para obtener un papelito que me acredite como estudioso con suficiente nivel para cursar un doctorado en 500 universidades extranjeras. Wow. Cualquier pinche burro fantoche puede hacer eso. Y hay muchos de esos, la verdad. Ningún papel opalina con las firmas de tipos que ni conoces te va a hacer más listo o sabio. Algunos de los mejores maestros que tuve en la universidad solamente tenían la licenciatura; lamentablemente, nunca les permitieron crecer justamente por eso, por no tener estudios avanzados ni suficientes publicaciones.

Como sea, estudiaré la maestría y luego algún doctorado. Mi ambición no es mucha: sólo quiero ser maestro. Y, para ello -especialmente con las condiciones que pienso exigir- necesito mis papeles opalina con las firmas de un montón de directivos mediocres, personas desconocidas a las que no les intereso, ni ellos a mí.

Mi vocación es lo académico, pero no quiero terminar atado a instituciones educativas durante años, que apenas me van a dar de comer y ni tiempo me van a dar de vivir. Trabajo en una de estas instituciones y créanme que da miedo ver a tanta gente con depresiones anaclíticas y con defensas compulsivas. Es realmente triste.

Así que, como esa opción está descartada, debo buscar alternativas. Si no quiero estar amarrado a instituciones, necesito la libertad financiera. Entonces, ése es el primer paso, crear un sistema que me genere un ingreso mayor a mi gasto y que tienda hacia la automatización, de manera que me dé el suficiente tiempo para dedicarme a lo que realmente me interesa. Lo chistoso es que para hacer esto ni siquiera se requiere de formación profesional; como me dijo un amigo, no es más difícil que jugar un RPG. Lo que hace que parezca tan complicado es, más que nada, el prejuicio, el marco de pensamiento, y el temor a la jodida inversión de dinero. Pero me voy por las ramas.

Como sea, ésa es mi prioridad ahorita. Supongo que eso también influye en mi desgana por el proyecto y mis estudios: mi trabajo de investigación en parte representa una etapa de la que quiero salir, aunque por lo mismo también es importante que la termine como es debido. Ya estuve demasiado tiempo encerrado en el mundo de las ideas; apenas me dirijo hacia el práctico, hacia el de la acción, aunque, claro, las ideas son parte de mí y es imposible que las abandone.

En fin, estoy seguro de que, una vez que termine el proyecto, regresarán mis ánimos y volveré a leer y estudiar por el gusto de hacerlo. Quién sabe, quizás hasta llegue a sentir algo de emoción (ligera) por la maestría. Supongo que todo depende de cómo me salgan las cosas en el corto plazo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

The Dead Brothers

Descubrí a The Dead Brothers hace poco y me he enamorado de esta banda suiza. Tocan un híbrido raro entre country, folclor de la Europa Oriental mediterránea, rock 'n roll, jazz, blues y swing. Emplean tubas, trombones, saxofones, trompetas, acordiones, mandolinas, banjos, guitarras eléctricas y acústicas, piano y una buena variedad de instrumentos regionales. Su música es oscura y algo vaudevillesca, por lo que no sorprende que se mencione su nombre en diversas escenas musicales y que hasta sea uno de los grupos favoritos de Tom Waits.

En fin, como no quiero espantar a nadie, aclaro que, cuando digo que tocan country, no me refiero a música homo-macho-erótica de vaqueros como Roy Rogers o Tex Williams; el sonido de The Dead Brothers es un folclor semi-bluegrass meláncolico y oscuro, más "indie" y espiritualmente más afín a la música de bandas como Sixteen Horsepower o Woven Hand (los únicos grupos de "country" que me han llegado a gustar, aparte de The Coffinshakers).

Hasta ahora han sacado sólo cuatro álbumes y admito que el primero, Dead Music for Dead People, no me entró demasiado. Tiene mucho rockabilly para mi gusto. A su favor puedo decir que es música original y creativa, que las canciones más europeas son divertidas y agradables y que escuchar una versión de "Bésame mucho", cantada a través de un megáfono y en un idioma que no logro reconocer, ciertamente tiene su encanto. Pero, en general, no me pude conectar muy bien con este disco.

Por otro lado, el segundo álbum, The Day of the Dead, es una historia distinta. Éste es más circense y carnavalesco, todavía más variado que el anterior, con un rock oscuro muy extraño y hasta con un cover de "La Paloma" en alemán. Es un álbum bastante sólido y memorable, donde prestaron mayor atención a los pequeños detalles, notas aisladas, arreglos y sonidos ambientales. Les quedó muy bien, la verdad.

No he escuchado Flammend Herz, un soundtrack que hicieron para la película del mismo nombre, la cual, según leí, trata acerca de personas ancianas cubiertas de tatuajes. Sí suena como algo apropiado para este grupo.

Como sea, para mí, su obra maestra es Wunderkammer. Ya le he dado al menos un par de docenas de escuchadas a este disco y simplemente no lo agoto. Es genial, todavía más oscuro que los anteriores. Algunos tracks tienen un tono de desolación muy penetrante ("Time Has Gone", "Just a Hole") y una morbidez rara que es capaz de imponer atención ("Trust in Me"). Los temas sentimentales son realmente efectivos, y abarcan desde la euforia del enamoramiento ("Am I to Be the One?"), hasta la desesperación a causa de una obsesión donjuanista ("I Can't Get Enough") y, claro, el desastre emocional ("Just a Hole"). En cualquier caso, es bueno ver que no todo se lo toman demasiado en serio, y hay algunas piezas bastante cómicas y divertidas, como "Greek Swing" (que es precisamente un instrumental swing con tonos de folclor griego) y "Mustapha" (una canción árabe chistosa y pegajosa). Realmente me gusta mucho este disco.

Si les interesa escuchar los álbumes, aquí pueden bajarlos:

Wunderkammer
The Day of the Dead
Dead Music for Dead People


Y éste es un video para "I Can't Get Enough":

martes, 11 de noviembre de 2008

Dos filmes animados

A Scanner Darkly. Agarré esta película más que nada porque la encontré a 45 pesos y, aunque en general no me gustan los filmes de junkies, quise darle una oportunidad. Después de todo, está basada en una novela de Philip K. Dick y, aunque no he leído nada de él, sólo escucho buenas cosas de sus obras y me gustó la película de Blade Runner. El tipo que dirigió esto es el mismo de Waking Life y también aquí utiliza la animación por rotoscopio con ese estilo medio onírico, el cual supongo que es apropiado, porque da la impresión de que la película es un trip de ácido continuo. Pero, la verdad, no me gustó mucho. Es pretenciosa e intencionalmente no se le dio mucha propaganda, con la finalidad de convertirla una especie de obra de "culto", similar a Waking Life, a pesar de que incluye a actores bien conocidos. Como que intenta darle mucha profundidad a los asuntos que trata, pero la verdad es que no lo logra. Los temas ya son algo trillados a estas alturas: confusión de realidad y fantasía, escisión de la personalidad, relaciones decadentes entre junkies, la destrucción de un hombre por parte de otros para lograr un "bien mayor", etc. Los twists son inverosímiles y lo único que esta cosa consigue hacer bien es crear una imagen de un trip alucinógeno que consume por completo al drogadicto. Pero, por lo demás, equis.


Batman: Gotham Knight. Éste sí me dejó feliz. Incluye 6 cortos de alrededor de 12 minutos cada uno, que cuentan historias situadas entre Batman Begins y The Dark Knight. Aquí participa David Goyer -uno de los guionistas de esas dos películas- además de Josh Olson (A History of Violence) y otros escritores de cómics con cierto reconocimiento, como Brian Azzarello, Greg Rucka y Alan Burnett. Cada corto tiene su estilo propio y todos ellos fueron dirigidos por japoneses, así que pueden estar seguros de que sí hubo inversión en calidad aquí. Como las películas, tienen su profundidad, aunque no pretenden mucho: en un corto, Batman es visto a través de los ojos de unos adolescentes (como mito y como hombre); otro indaga un poco más en el pasado de Bruce Wayne y el entrenamiento que llevó con una mujer faquir para poder controlar su dolor; también se ve a Batman a través de los ojos de los subordinados de Jim Gordon; y, para quienes esperaban ver más de Scarecrow, aquí vuelve a aparecer junto a Killer Croc. Sí hay algunas inconsistencias con respecto a la historia que siguen las películas (en algunos episodios Batman utiliza un traje blindado y en otros usa vil tela; y, según uno de estos cortos, Bruce Wayne utilizó su nombre y dinero mientras entrenaba en el extranjero, cosa que contrasta con lo ocurrido en el primer filme), pero sólo son detalles sin importancia. En general, estos son muy buenos cortos y, siendo Batman mi héroe favorito desde la infancia, los disfruté mucho.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Obama es rey, Mouriño es cadáver

He estado visitando algunos foros gringos sólo para ver las reacciones de la gente ante la elección de Obama como presidente. Muchos están totalmente eufóricos. Me sorprendió demasiado ver a personas inteligentes y pensantes admitir que lloraron de felicidad por los resultados, y decir que por fin tienen un presidente del que se sienten verdaderamente orgullosos. Y, al parecer, estaban sobrios.

El problema con todo líder carismático es que, si las cosas se empiezan a poner feas, toda esa fe entusiasta y esas esperanzas exaltadas automáticamente se transforman en un odio descontrolado, obstinado y devorador. Después de que George W. le dio un golpe mortal a la economía gringa, los enemistó con medio planeta y mató a varios cientos de miles de personas, toda la gente volcó sus ilusiones en la figura de una persona joven (para correr una candidatura presidencial, como quiera), lista, idealista y, eh, negra. Sí, créanlo o no, el color de su piel tuvo mucho que ver; inconscientemente, representa una imagen de lo reprimido, de lo oculto y perseguido. En muchos sentidos, Obama simboliza lo que Bush no es. Pero, luego, ésa solamente es una imagen.

El caso es que la situación de Obama es verdaderamente precaria. La recesión ya dio sus primeras muestras fuertes en la banca y el sector financiero, pero falta que se refleje en la economía cotidiana de la clase media. Eso normalmente ocurre unos cuantos meses después del derrumbe financiero, así que Obama comenzará su gestión con millones de gringos que, casi de la noche a la mañana, se encontrarán con que simplemente no pueden mantener su estilo de vida.

Tomando eso en cuenta, ¿por qué chingados hay gente que quiere ser presidente? No me cabe en la cabeza.

En fin, si yo fuera gringo, habría votado por Ralph Nader. Mucha gente dijo que se indignó y perdió su respeto por él cuando le dijo "Tío Tom" a Obama, hace un par de días. ¿Y yo por qué me cagué de la risa? Ay, los gringos y sus sensibilidades raciales...

Como sea, Nader será un viejo amargado, mamón y obstinado, pero sin duda tenía las mejores propuestas. En realidad, siempre las ha tenido. Y, de cualquier forma, en un año o menos habrá gente diciéndole cosas mucho peores a Obama. Es tan predecible: todo se va al infierno por pura inercia, y luego la gente dice, "ya ves, eso nos pasa por haber votado por el negro".

No es que Obama me caiga mal; sin duda es mejor que esté él ahí que McCain (o que la fascistoide Hillary, para el asunto). Pero es sólo que no va a poder hacer gran cosa. Todos lo consideran una especie de reencarnación de Franklin Delano Roosevelt, pero la verdad es que los EU de A ya están más allá de toda esperanza de redención. Ni siquiera un Jesucristo de la vida real que cure ciegos y camine sobre el agua podría ayudarlos.


-----------

Y se murió Mouriño, en un accidente brutal. Pero, la verdad, siento más lástima por la gente que iba pasando por Chapultepec que por Mouriño. Imagínense salir de su depa para ir al 7 y, de repente, un jet les cae encima. Personas totalmente inocentes, aplastadas y achicharradas. ¿Mouriño qué? Por mamón que se escuche, el mundo no se quedó más pobre sin él. Un político sociopático se va, otro más lo reemplazará. Y el planeta seguirá dando vueltas.

Según afirman, ya se aclaró que la causa de la caída fue una torpeza del piloto, quien no bajó la velocidad al estar detrás de un Boeing, y la turbulencia del avionzote sacó al Learjet de control, despresurizó sus turbinas y lo demás fue gravedad. Por su parte, la torre de control tampoco cumplió, pues debió ordenarle al Learjet que se saliera de la trayectoria y volviera a iniciar el decenso.

Como quiera, es natural sospechar de un atentado. Después de todo, ahí iba el secretario de gobernación y un exzar de las drogas. Pero quién sabe.

La situación de México se pone cada vez más extraña.

Ah, y olvidaba decir lo chistosa y triste que estuvo la cobertura del accidente por parte de los medios. Así es como yo lo vi.

En Multimedios:

CIRO GÓMEZ LEYVA: Seguimos esperando declaraciones de las autoridades que nos esclarezcan lo sucedido en este accidente donde perdió la vida el secretario de gober... *gemido* ... nación. Juan Camilo Mouriño murió... *gemido* *cierra los ojos* *agita la cabeza rápidamente* *contiene las lágrimas*

Ok, que un periodista llore por algo así no sólo es inverosímil, sino enfermizo. Pero es comprensible: la inestabilidad mental y emocional es una consecuencia muy lógica de ese estilo de vida. Mejor vamos a ver cómo lo hace TV Azteca:

JAVIER ALATORRE: Este "accidente" -todavía se le llama así- ocurrió poco antes de las 19 horas. Hay testigos que afirmaron ver que caía una bola de fuego del cielo, por lo que se puede poner en tela de duda la hipótesis del accidente.

Sí, tus conocimientos de aeronáutica son tan chingones que te basta con sólo saber que cayó una bola de fuego del cielo para afirmar con toda seguridad que no fue ningún accidente. Antes no dijiste que era una señal del Apocalipsis. Sigue así, idiota, infundiendo miedo en la gente sin sustento alguno. Bueno, quizás Televisa no lo haga tan mal:

ADELA MICHA: Vamos ahora con nuestro corresponsal que está en el sitio del accidente.

CORRESPONSAL: Sí, Adela, hasta el momento se reportan 8 muertos y... ¡íjole! enfrente de mí hay un cuerpo totalmente calcinado y como que le quedaron pelos largos en la cabeza; creo que era una mujer...

ADELA Y COMPAÑÍA: ¡NO, NO! ¡POR FAVOR, NO HAGAS REPORTES DE ESO!

Sin comentarios.

¿Existe algún noticiero objetivo por ahí? ¿No? Bueno, mejor apago la tele y me preocupo por cosas más trascendentes en mi vida.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Opium


Opium es la segunda novela que publicó Jesús Ferrero, en 1985. Según se afirma en la cubierta, esta edición de 2004 que leí está revisada por el autor y se puede considerar una reescritura definitiva. No he leído la edición vieja, pero, en cualquier caso, esta novela realmente es buena.

Opium cuenta una historia amorosa situada en un par de pueblitos por la frontera chino-tibetana, a principios del siglo XX. Es una novela bastante corta, de menos de 150 páginas, pero Ferrero se las ingenió para desarrollar a una gran cantidad de personajes de una manera extraordinaria, en un espacio tan pequeño.

La protagonista es una muchacha llamada Opium; alrededor de ella se desenvuelven y entrelazan las historias de varios otros personajes, y debo decir que todas ellas tienen un impacto genial. Aquí uno le puede echar vistazo a las almas de bandidos, monstruos cínicos, proxenetas, padres fracasados y gente que es arrastrada, en contra de su voluntad, hacia un mundo perverso. Créanme que son personajes difíciles de olvidar. Por cierto que la idea del destino está presente a través todo el relato; en realidad, se trata de una auténtica tragedia griega, como le gusta hacerlas a Ferrero.

Según esto, la novela trata más acerca del deseo que del amor, y creo que eso es correcto en su mayor parte. La imagen principal aquí es la de un ideal difuso encarnado por Opium, al que todo mundo quiere acceder, en diferentes sentidos. El problema es que la mayoría de la gente intenta agarrarlo por la fuerza y mantenerlo bajo su control, y ahí tienen el origen de su tragedia. El erotismo y la sensualidad son los temas principales de esta obra, y son manejados con tanta poesía como filosofía. A pesar de lo corta que es y de lo rápido que se pasan las páginas, emocionalmente es una novela densa y que en todo momento hace que uno reflexione en mil cosas distintas.

Uno de los méritos más grandes que encontré en Opium fue la forma en que describe cómo se tocan los opuestos: la más pura sensualidad y deseo carnal pueden abrir paso a una unión trascendente. Lo terrenal y lo espiritual se fusionan de una manera tan natural y tan poética que realmente logra hacer que algunas cosas se muevan dentro de uno. No creo que haya alguien que pueda permanecer indiferente a una novela así (y, si lo hay, debe ser un completo cretino con el espíritu congelado). Esta obra no describe otra cosa que el tan buscado y complicado mysterium coniunctionis, el ideal último al que, de una u otra manera, todos aspiramos.

Así que ciertamente recomiendo mucho esta pequeña novela.

viernes, 31 de octubre de 2008

¿Qué clase de posmoderno soy?

Cuando estaba estudiando en la facultad, varios de mis maestros izquierdosos y ultrasociológicos se quejaban de que la juventud de hoy día es apática, ignorante, egoísta y valemadrista. Se ponían todos nostálgicos a recordar su época setentera, cuando según esto existían ideologías sólidas y los jóvenes se preocupaban por mejorar su entorno social.

Yo les decía que todo eso era un montón de mierda. Después de todo, los güercos de hoy son los hijos y los nietos de aquellas generaciones, así que lo primero que deberían preguntarse es qué falló con ellos mismos y con su supuesto espíritu revolucionario y transformador.

Siento que nunca les caí muy bien, la verdad.

Según parece, el posmodernismo surgió del fracaso y la confusión ocasionada por la polarización de ideologías durante Guerra Fría, por el autoengaño de las causas revolucionarias brotadas del odio y por el desbalance autodestructivo sobre el que se funda la era de la información. El resultado consiste en nuevas generaciones que viven en una especie de limbo esquizoide y bastante suicida.

El otro día vi que una de mis amigas de Facebook se unió a un grupo llamado "YO NACI entre 1980 y 1989!! LA ULTIMA GENERACION CUERDA!!". Según ella, entre los ochenteros nació gente sin posmodernos en sus filas. Yo digo que quizás, si se trata de personas que viven en un pueblo apartado en la Sierra Occidental o en una tribu amazónica o algo. Pero, afrontémoslo, somos Generación Y, no podemos escapar al espíritu colectivo posmoderno.

Pero podemos escoger cómo manejar nuestra situación particular, como quiera.

Por un lado, no voy a negar sentirme perdido, solo, asustado y confundido en un mundo que pretende relativizarlo todo a favor de intereses egoístas. Eso está chafo, y no me voy a saltar al vagón de sonsos que se la pasan discutiendo significantes sin significado. Pero, por otra parte, tampoco quiero refugiarme en un búnker narcisista, como lo hacen muchos de los supuestos opositores del posmodernismo.

Pongo por ejemplo a Ernest Gellner, particularmente a su libro Posmodernismo, razón y religión. Lo leí hace algunos años y me gustó mucho, especialmente las partes que hablan del Islam y del pensamiento posmoderno. Me reí mucho de sus comentarios mamones y la manera en que deja a los filósofos y antropólogos posmodernos, como viles palos de gallinero. Básicamente, dio a entender que esos tipos están atrapados en un bucle "narcisista-hermeneutista" en donde se la pasan hablando de una forma imposible de entender acerca de su propia angustia por no poder entender nada. Según Gellner, a todo le ponen el prefijo meta- y el objetivo más preciado de todos esos intelectuales es sacar artículos hipercomplicados y sin sentido alguno, pero que apantallen a la gente y les permitan obtener plazas de profesor numerario en universidades distinguidas. Y la verdad es que tiene razón.

Pero hubo una parte de su libro con la que simplemente no pude estar de acuerdo. Él propuso, como alternativa a la religión institucional, al ateísmo y al agnosticismo, un "racionalismo ilustrado", firmemente basado en hechos coherentes y observables, que nos permita mantener la objetividad frente al fenómeno religioso.

Una vez más, ¡qué pinche risa con eso! Se la mamó.

Lo único que propuso ahí fue una especie de agnosticismo elitista: "puede ser o no puede ser, quién sabe, la diferencia es que mi opinión es más culta que la de los demás". Así es que, por más que le tire al posmo, Gellner probó estar atrapado en el mismo bucle de la conciencia de sí que analiza a una conciencia de sí, y de ser tan narcisista como sus adversarios posmodernos. La única diferencia con respecto a ellos es que al menos él intenta llegar a algún terreno firme, aunque en realidad le sea imposible lograrlo. Así que, por lo menos, Ernest tendría que admitir (en el hipotético caso de que siguiera vivo; acabo de darme cuenta de que lleva 13 años muerto) que de cierta forma también él participa del espíritu posmoderno.

No hay salida, no se puede escapar del espíritu colectivo. Por cierto que C. G. Jung lo repitió varias veces, con todo y que sus ideas no han sido del todo comprendidas hasta la fecha.

Entonces, yo no voy a negar formar parte del mundo posmoderno. Nací en la década de la caída del muro, he crecido en los inicios de la era de la información. No lo puedo evitar. Estoy perdido, solo, asustado y confundido, al estilo posmo. Pero, como dije, la diferencia estaría en cómo maneje estos sentimientos. Tengo mis propias ideas y creo que el núcleo básico de mi filosofía personal ya está formado, así que al menos tengo algo de que agarrarme. En mi opinión, el desarrollo individual (y dije individual, no individualista; es decir, la comprensión de la propia subjetividad, que implica la visión de un centro firme, si bien paradójico) es lo único que ha podido marcar la auténtica diferencia, en todas las épocas. Así que ahí está un camino universalmente probado. Hay que seguirlo.

Ah sí, feliz Halloween, por cierto. Perdón por perturbar a tu fantasma, Ernest, no lo hice en mal plan.

jueves, 30 de octubre de 2008

Porqué NO quiero que cremen mi cadáver

La cremación de cadáveres es de lo más usual hoy día. Mucha gente elige ser cremada, principalmente, porque no les atrae mucho el proceso de putrefacción, porque la cremación supuestamente es más limpia o porque desean tener un funeral poético donde esparzan sus cenizas en el océano o en algún otro lugar de valor especial para ellos.

Bueno, cuando yo muera, no quiero que me metan al horno. Mis motivos:

1. La cremación, en términos simbólicos, representa una ansiedad por entrar en el olvido. Nuestro cuerpo es aquello que simbólicamente nos ata a este mundo, y el querer deshacernos de él significa que existe una urgencia por apartarnos de aquí cuanto antes, de que nuestros familiares y seres queridos "superen" nuestra pérdida lo más pronto posible. Eso está de la chingada. Lo siento, pero al olvidar a los muertos nos distanciamos de nuestra propia humanidad, de nuestra capacidad para establecer relaciones profundas con los otros. Es justamiente el miedo a la pérdida lo que propicia este tipo de mecanismos de defensa y yo, en lo personal, pienso que la mejor manera de lidiar con esta realidad es afrontarla como es. Eso de esparcir las cenizas en el mar se me hace nefasto; el mar justamente representa el caos primordial, la indiferenciación. Básicamente, da a entender: "ya no quiero saber nada de este mundo, no lo disfruté y no le encontré sentido alguno". Yo no quiero dar ese mensaje final.

2. Quiero que mi cuerpo se pudra y descomponga, que se llene de gusanos y suelte nutrientes. Quiero formar parte del ciclo de carbono, que mis restos ayuden a otorgar nueva vida, en vez de permanecer estériles, como ceniza. Por eso mismo me rehuso a ser embalsamado. Sí, aunque apeste. Que se aguanten durante el velatorio.

3. Siempre existe la posibilidad de que regrese como un zombie. Bueno, no realmente, pero vaya si estaría chido que sucediera.


Así que eso es eso. Como sea, me agrada la idea de que mi esqueleto permanezca ahí durante siglos y siglos.

jueves, 23 de octubre de 2008

Incertidumbre económica, futuros orwellianos

Hace unos días, comenzó a circular mucho un video de un tipo histérico llamado Hal Turner, en donde, según esto, desvelaba el plan malévolo de los EU de A para desintegrar el dólar e imponer una nueva moneda, el amero, que también sería utilizada en Canadá y México, de la misma manera en que el euro se utiliza en Europa. Éste es el video:



En realidad, la moneda que ahí muestra es falsa, un modelo que un diseñador de nombre Daniel Carr sacó a la venta hace cosa de un año o más. Éste es el diseño:



Ésa es una moneda idéntica a la que mostró Turner y, como se puede ver en la parte inferior izquierda de la cara del águila, hay un DC estilizado, que es la firma del diseñador, un detalle que Turner no mostró. Eso me hace pensar que: 1) Turner es un tipo lelo que no posee la capacidad para hacer una búsqueda de 2 minutos en Google; o 2) es un farsante plenamente consciente de lo que hace.

Además, ese tipo de discurso, con frases como "me acaban de confirmar" y otro tipo de afirmaciones categóricas que no muestran sustento alguno, no es confiable el 100% de las veces.

Por otro lado, ese sujeto parece creer cada palabra que dice. Y a lo mejor es así, al menos en parte.

Ahora, acerca de las conspiraciones secretas:

Turner podrá ser demasiado extremista con lo que dice, pero honestamente pienso que sí hay bases para estar alarmados. La Unión de América del Norte es una consecuencia bastante lógica de la era de la información, y es una idea que se ha manejado desde la caída del muro de Berlín. El TLC fue el primer paso hacia ella. De hecho, es algo inevitable. Va a pasar. Quizás no el año que entra, pero sí más pronto de lo que nos gustaría esperar.

Las sociedades secretas existen desde que el hombre es hombre y no me sorprendería que el llamado grupo "Buildover" -cuya sola mención suele hacerse en susurros (no bromeo)- sea real. Su objetivo, según los conspiracionistas, es, como en las caricaturas, dominar el mundo. Supuestamente, el caos económico es una estrategia cuidadosamente diseñada para empujar la guerra y la psicosis colectiva, y así poder orillar a las masas a aceptar nuevas reglas, que comenzarían en el ámbito económico y culminarían con la implantación del Vchip en la población. Este VChip es un dispositivo tan pequeño que se puede injertar vía inyección y en él se encontraría contenida toda nuestra información personal: nombre, dirección, cuentas bancarias, estado de crédito, propiedades, cuenta de Google, etcétera, y aparte podría localizarnos dondequiera que estemos en este planeta. Éste es otro video famoso que habla sobre el tema:



Francamente, como están las cosas, pienso que vamos encaminados hacia esa dirección, que podría culminar en un mundo totalmente orwelliano o huxleyano. Es el sentido más lógico que puede seguir una sociedad de masas sobrecargada con información y más despersonalizada que nunca. También tengamos en cuenta factores catastróficos como el agotamiento del petróleo, el calentamiento global, el incremento constante y excesivo de la población humana, la acumulación de basura, la desforestación y el agotamiento de alimento, así como la posible extinción de una cantidad horrorizantemente enorme de especies animales y vegetales. No hay precedente histórico para lo que vivimos y lo que viene. Da miedo tener hijos.

Sí, el sueño psicopático de toda persona con un yo inflado a extremos casi psicóticos precisamente es dominar el mundo. ¿Y cuánta gente hay así hoy día? Como dije, me da miedo tener hijos. Pero luego, son tantas las variables a considerar que sencillamente no podríamos estar seguros de nada. Lo mismo puede suceder lo peor o una situación mucho más impredecible, quizás no necesariamente para mal. No se puede subestimar el poder de lo inconsciente colectivo. Como sea, lo único que nosotros, hombres comunes, podemos hacer es esperar y ver, tratando de prepararnos tan bien como nos sea posible.

sábado, 18 de octubre de 2008

Cosas que aprendí ayer

Ayer fui obligado a asistir a un evento de la UR para darles la bienvenida a los güercos de primer ingreso. Por la tarde, fui a un café con un amigo y de ahí nos pasamos a la fiesta de bienvenida de otro camarada que acaba de regresar de España. Fue un día productivo, aprendí algunas cosas.

En el evento:

1. Soy completamente inútil tratando de imponer mi autoridad sobre muchedumbres de niños de entre 14 y 16 años. La próxima vez tal vez deba llevar un rifle de caza.

2. Un payaso común y corriente, de actitud mamona y antipática, es capaz de prender y mantener entretenidos a 300 preparatorianos durante más de una hora. No sé si sea a causa de que las represiones infantiles en los adolescentes de hoy son cada vez más severas, pero todo mundo estaba encantado con juegos simples para niños de 10- años.

3. No sé si sea sólo yo o sencillamente un caso excepcional a las prepas de la UR, pero los güercos son excesivamente homogéneos. Todavía se pueden distinguir los grupos de deportistas y de ñoños, pero el resto es sorprendentemente indiferenciable. En especial me la pasé buscando los grupos de rebeldosos amarguetas, mamones y sarcásticos, con cara de "querría estar en cualquier otra parte menos aquí", pero no los pude encontrar. Si acaso vi a un par de emos aislados que no se la acaban con el carro que reciben, pero fue todo. ¿Qué le pasó a las Darias y a los Darios? Hace falta ese contrapeso esencial.

4. Si lo que quieres en entretener a una muchedumbre de prepos, jamás invites a una conferencista para que hable del rock mexicano femenino en la década de los 50. Menos aún si se va a ir por las ramas hablando de lo indispensable del uso del condón y luego se pone a cantar composiciones propias del tipo 60s-70s, con una guitarra desafinada y una voz poco educada. Es decir, lidiar con un adolescente aburrido puede ser una experiencia pinche; multiplícalo por 300, y lo que obtienes es lo más parecido a la venida de Satanás a la Tierra.

5. Hay que tener cuidado con lo que uno escoge para comer, especialmente si se está en ayunas, cansado y con un hambre propia de náufrago. Un burrito con papas a la francesa puede llegar a tener un desacuerdo fuerte contigo.


Por la tarde / En la reunión:

6. Comprar libros comerciales de Robert Kiyosaki, Napoleon Hill y Malcolm Gladwell acerca de cómo hacer y administrar el dinero, puede ser algo realmente productivo y quizás formen las lecturas más prácticas en lo que llevo de vida. Ahora mi biblioteca se verá curiosa: libros de historia y antropología, diversos estudios de historia de las religiones, psicoanálisis, estudios medievales, hermenéutica y teoría literaria, un montón de novelas y, al final, títulos como Piense y hágase rico, La clave del éxito (The Tipping Point), El cuadrante del flujo de dinero e Incrementa tu IQ [sic] financiero.

7. La lectura de Tarot siempre es un hit en las fiestas y reuniones. Parece que este tipo de cosas atraen, en especial, a las mujeres. Así que quizás pueda usar esto para mi propia ventaja.

Ajá, a quién trato de engañar. Tengo el poder de seducción de un ornitorrinco en aguas saladas.

8. Uno puede tener una discusión interesante y constructiva con gente escéptica y positivistoide (pero culta), acerca de las cualidades del Tarot como recurso terapéutico y, yendo un poco más allá, sobre cómo influye la sincronicidad en la tirada de cartas. Claro, tenía un amigo que me apoyaba y la persona con quien discutía era un buen camarada, así que quizás esto no cuente. La plática atrajo a otras personas que no conocía, pero no creo que hubiera tenido tan buenos resultados de haber ocurrido con completos extraños. No lo sé.

Oh, y casi lo olvido:

9. Un cartón de cervezas puede ser un objeto con fuerte valor sentimental. Cuando mi amigo nos dio un cartón para que compráramos cheve, nos dijo: "Nomás díganles a los del Oxxo que pongan las cheves en este mismo cartón. Es que el cartón tiene historia, mi abuelito se lo dio a mi hermano y mi carnal me mataría si le pasa algo. Hasta tiene nombre y todo. Se llama 'Carto'".

Lo chistoso es que olvidamos el cartón en un 7 y tuvimos que regresar por él.

"Se llama 'Carto'". Ésa fue la frase de la semana.

jueves, 16 de octubre de 2008

Absurdo # 4,298,987,543: Jerusalén

La mayoría de la gente tiene la idea de que la historia de Jerusalén comenzó con la llegada de los israelitas, pero pocos saben (o se quieren dar cuenta) de que esa ciudad ya existía 600 años antes del rey David. Se trataba de una ciudad sumeria menor, probablemente consagrada al dios del sol poniente, Shalem, según parece indicar su nombre, "Jerusalén", "Urusalim", "Yershalaim", es decir, "fundación de Shalem".

(Es chistoso cómo la ciudad sagrada del monoteísmo ha conservado su antiguo nombre pagano. Bueno, al menos por parte de judíos y cristianos; los musulmanes la llaman al-Quds al-Sharif, "Ciudad Santa y Noble".)

La fundación de Jerusalén como ciudad santa hebrea ocurrió cuando David se convirtió en soberano de los reinos de Israel y de Judá, alrededor de 1,000 a.C. Él tenía un problema: ambos reinos, aunque hermanos culturales, estaban muy enemistados. Si David establecía la capital del nuevo reino unificado en Israel, a la gente de Judá no le iba a caer muy en gracia, y viceversa. Pero, para su fortuna, vio que justo en medio de ambos reinos existía una pequeña ciudad-estado jebusea llamada Jerusalén. La conquistó sin muchos problemas y, para legitimarla como capital, mandó que el Arca de la Alianza -una representación de la unión eterna de Yahveh con su pueblo- se fijara ahí.

David, nada idiota, formó alianzas con sus nuevos súbditos jebuseos, y les permitió conservar terrenos y posesiones, y nunca se metió con sus cultos religiosos. Incluso, una de sus principales esposas, Betsabé, era jebusea, y ella fue quien dio a luz a su heredero, Salomón (quien de sabio tenía poco, pero ésa es otra historia).

Después de David, la historia de Jerusalén se desdobla en una serie de constantes dictaduras, invasiones y destrucciones. La religión monoteísta se convierte en común denominador dentro de todo esto, y hacia el siglo VII d.C. ya forma parte de la identidad de judíos, árabes y cristianos latinos y orientales. Si bien ya antes habían ocurrido todo tipo de genocidios y matanzas en esa ciudad, a partir de entonces la cosa se pone más dura que nunca. Y no es que no haya habido una pizca de razón en medio del caos: el califa Omar, primer conquistador musulmán de Jerusalén, trató de sembrar la concordia entre los distintos pueblos que la habitaban y se mostró excepcionalmente tolerante hacia sus costumbres y creencias. Pero nada dura para siempre, y eso es especialmente aplicable a todo intento por crear algo de conciencia y sensatez.

Un caso que siempre me ha impresionado mucho es la conquista de Jerusalén por parte de Saladino, en 1187. En 1099, contra toda probabilidad, los cruzados arrasaron a los ejércitos árabes y cometieron uno de los crímenes más inolvidables de la historia: mataron a cerca de 30,000 jerosolimitanos, entre hombres, mujeres, niños y ancianos. Ochenta y ocho años después, un franco torpe, bárbaro y fanático llamado Guy de Lusignan subió al trono de Jerusalén y, junto con su compadre Reinaldo de Châtillon, príncipe de Antioquía, hicieron guerra abierta a Saladino y perdieron el reino en la batalla de Hattin, recordada como uno de los más idiotas fracasos estratégicos en la historia conocida.

Debido a la presión de sus subordinados, Saladino se disponía a recuperar Jerusalén de la misma manera que los cruzados lo hicieron antes: matando hasta el último de sus habitantes. Así habría sucedido de no ser por la oportuna intervención de Balián de Ibelín. Balián y Saladino eran hombres caballerosos y de honor, que se respetaban bastante el uno al otro (en serio). Saladino dio la oportunidad a Balián de escapar a tierras cristianas y le otorgó permiso de permanecer en Jerusalén por un par de días, mientras escoltaba a su familia hasta Trípoli. Sin embargo, cuando Balián vio la miseria en que se encontraba la gente de la ciudad, regreso con Saladino y le pidió que no le hiciera cumplir su promesa de no tomar armas contra él. El sultán respetó su voluntad y lo dejó regresar para que organizara la defensa de Jerusalén.

Balián obligó a Saladino a llegar a un acuerdo: dado que el sultán amenazaba con matarlos a todos, no tenían nada que perder, y los defensores no dudarían en matar a sus propias esposas e hijos, en quemar todas las mezquitas y Balián aseguró que cada uno de ellos mataría por lo menos a un musulmán en batalla. Saladino accedió a respetar sus vidas, siempre y cuando los cristianos se rindieran pacíficamente. No obstante, todos ellos quedarían como prisioneros a menos que pudieran pagar una pequeña suma por su rescate. Balián aceptó.

Entonces ocurrió uno de los sucesos más increíbles en la historia de la humanidad. Los musulmanes se sintieron muy indignados al ver cómo los cristianos más ricos salían de la ciudad cargando sus tesoros en varios carros, sin preocuparse por el destino de sus correligionarios más pobres. Saladino mismo lloró al ver cómo separaban a las familias cristianas y ordenó la liberación de varios miles. Su hermano pidió mil prisioneros para su uso y los liberó ahí mismo. Varios otros oficiales musulmanes hicieron lo mismo.

Con esos actos, Saladino mostró una integridad ética tan ejemplar que los mismos cristianos quisieron apropiárselo, difundiendo mitos acerca de un supuesto bautismo secreto y varias otras tonterías. Como sea, son este tipo de cosas las que hacen que uno recupere al menos algo de fe en la humanidad.

Pero no por mucho. Tan pronto como Saladino murió, volvieron las matazas y las disensiones, que han continuado de manera ininterrumpida desde hace 800 años.

¿Cómo puede el ser humano permanecer estancado en un estado tan terrible e infantil durante tanto tiempo? ¿Cómo puede no aprender otra cosa que destruirse a sí mismo hasta la muerte? Es deprimente. Pero así es la naturaleza de la masa: anula todo valor ético a favor de los sentimientos más salvajes. Sólo la desarrollada mente individual, como la de David, Omar y Saladino, ha logrado crear excepciones en la historia. La triste realidad es que es casi imposible luchar en contra del espíritu colectivo.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Sueño

Soñé que estaba en la corte de los reyes de Argos. Era una especie de palacio-templo, muy amplio y majestuoso. La sala principal era realmente impresionante, llena de esculturas y relieves en los muros y las columnas. Sobre las paredes lucían trofeos y tesoros, entre los cuales estaba el vellocino de oro. Había varios reyes sentados sobre sus tronos, bebiendo y platicando. Por toda la sala había mesas de banquete, con comida y, sobre todo, opio. En una mesa frente a los reyes había ofrendas de leche y miel.

En medio de la sala había un gran círculo de piedra, grabado en el suelo. Mostraba figuras y símbolos complejos, todos ellos simétricos. En su centro, había una figura femenina muy atractiva. Este círculo era la entrada a una bóveda o cueva bajo el templo, donde se encontraba la Madre de Todas las Serpientes. Las ofrendas de miel y leche eran para ella.

----------

Batallo para interpretar el sueño. Hay varios mitos que se confunden ahí. El vellocino de oro fue obtenido por Jasón, pero él fue rey de Yolco, no de Argos. No obstante, su barco era el famoso Argo, y Jasón formaba parte de los argonautas, junto con su tripulación. La madre de todas las serpientes se me figuró doble, Hékate y Coatlicue, y con razón, ya que son figuras casi idénticas: ambas diosas de la fertilidad y el nacimiento, de triple rostro y con atributos mágicos sombríos. Por otro lado, un rey famoso de Argos fue Perseo, quien derrotó a Medusa, la gorgona con cabellos de serpiente. Y Jasón estuvo comprometido con Medea, a quien es fácil identificar con Hékate.

¿Qué significa todo esto? Argos era un reino aislado dentro de Grecia, que nunca se alió con ningún otro poder, ni siquiera durante las guerras contra los persas. Y, curiosamente, durante un buen tiempo fue regido por tres reyes. Por lo tanto, mi sueño es más o menos preciso en este sentido, aunque yo soñé con por lo menos unos 8 ó 10 reyes, y se me figuraba que algunos de ellos eran fantasmas que ya no regían ahí.

Así que estaba en territorio neutral, en un palacio-templo que albergaba a una antigua diosa ctónica debajo de él. Los poderes humanos y divinos se unían ahí y, efectivamente, Hékate es una diosa mediadora, similar a Hermes; puede moverse a sus anchas dentro y fuera del Hades, sin que nadie le diga nada y, como Hermes, es engañosa y posee misteriosas cualidades mágicas. Hékate, con sus tres rostros, también es la diosa de las encrucijadas, emparentada con la Luna, que guía al hombre en sus decisiones más importantes.

Argos podría simbolizar mi alma, aislada, pasiva y en constante evasión (por eso del opio). El vellocino de oro y los trofeos representarían algunos de mis logros, que probablemente refieran al ámbito académico (mi proyecto de investigación me ha costado mucho) y a otros de carácter más personal y anímico. En los reyes existe una ambivalencia: el rey es símbolo del poder y la acción terrenal concreta; pero entre ellos también existe la adicción al opio.

Dicotomía central en el sueño: actividad-pasividad.

La serpiente es un símbolo complejo. Representa mediación (es animal de agua y tierra), fertilidad y sabiduría, pero también agresividad y enfermedad (es un predador ponzoñoso). Más frecuentemente, simboliza la transformación, la muerte y la resurrección. ¿Significa que atravieso por un periodo de cambio? Obviamente, y uno lleno de peligros.

Hay algo que me molesta un poco. Hékate es la diosa de las encrucijadas, pero aquí sólo muestra dos direcciones: la acción o la evasión. Son extremos. ¿Dónde está el tercer camino, su tercer rostro? ¿Por qué está oculto? ¿Será que, por el momento, sólo puedo decidirme entre esos dos? ¿Aparecerá el mediador más adelante? No sé qué debo hacer. Una cosa es segura: uno no debe permanecer mucho tiempo en una encrucijada; de otra manera, las almas de los muertos lo destruirán. Pero, en cualquier caso, ésa es la consecuencia obvia de la evasión.

martes, 14 de octubre de 2008

Ajá

IGN publicó su reseña para Dead Space, y lo calificó con un 8.7. Entonces, por ESO le dio un 6.7 a Silent Hill: Homecoming: parece que Konami no les pagó tanto como EA.

Dead Space salió en competencia directa con SH, en el mes de Halloween, preciado para el género de survival horror. Considerando que cada juego cuesta 60 dólares, la mayoría de los fans se decidirá por uno de los dos. Esto propicia muchos tipos de actividades mafiosas entre las compañías, y la principal suele ser la manipulación de las críticas "profesionales". No es la primera vez que pasa, ni será la última.

Es chistoso cómo ahora este crítico (que casualmente es el mismo que reseñó el juego de SH) se deshace en alabanzas para Dead Space, y sus quejas son menores y aparentemente más centradas. En cualquier caso, parece absurdo: si una casa de los sustos asusta más que SH, entonces ¿cómo debería quedar DS, cuya atmósfera evidentemente es menos tensionante? Si un niño disfrazado de hombre lobo asusta más que los monstruos de SH, ¿qué hay que decir de los de DS, que parecen sacados directamente de Aliens? Además, esta vez no se quejó del nivel de oscuridad, que, aparentemente, es muy similar al de SH. En fin...

Es por eso que simplemente no conviene dejarse guiar por las reseñas de estas compañías. Sea cual sea: IGN, Gamespot, GT, etcétera. Siempre será preferible checar los foros de discusión y ver lo que opina la gente que ya los ha comprado.

Habiendo aclarado eso, Dead Space se ve bastante divertido. Lo compraré más adelante, cuando mis ahorros estén más sólidos. Sí, soy fan hardcore del survival horror, formo parte de la minoría que compra todos estos juegos.


Reseña de Silent Hill: Homecoming


Reseña de Dead Space

jueves, 9 de octubre de 2008

Silent Hill: Homecoming

Estoy contento de reportar que Silent Hill: Homecoming es un buenísimo juego de survival horror, y sin duda uno de los mejores de la serie. Hace una semana, IGN lo calificó con un mediocre 6.7, pero las críticas que le hicieron fueron demasiado subjetivas, y algunas de ellas plenamente estúpidas: "Alex (el protagonista) es demasiado capaz; a mí me gusta que los personajes sean torpes", "no asusta", "lo malo acerca de la música es que es muy buena para el juego". El tipo que lo reseñó necesita dejar de inhalar thinner. En serio.

Buena parte de la crítica empezó desde hace mucho tiempo, cuando se supo que Double Helix se haría cargo del diseño del juego. Nada de Team Silent, nada de japoneses; ahora sería el turno de los gringos. Y, ciertamente, no faltan las gringadas, especialmente en cuanto a los sustos, que a veces son muy predecibles. Pero no todo el tiempo. Piensa en esto: estás caminando en un mundo casi monocromático y cubierto de niebla, totalmente aislado y desolado, claustrofóbico, lleno de detalles grotescos, con una música ambiental industrial y tensa en el fondo, ritmos agresivos y efectos de sonido excepcionales; y, sin que te lo esperes, un perro desollado y extremadamente rabioso te salta encima desde una esquina, o una silla de ruedas baja sola por las escaleras, o un cuerpo cae del techo. Por sí solos, esos sustos no valdrían nada; pero el suspenso y la opresión que crea la atmósfera y la música son lo que hacen que ese tipo de sustos cuenten.

En fin, me estoy adelantando mucho.

El protagonista de esta historia es Alex Shepherd, un boina verde fuera de servicio que regresa a su pueblo, Shepherd's Glenn, para buscar a su hermano pequeño y a su padre, que han desaparecido. Pero, al llegar, encuentra a su madre en un estado catatónico, hay una cosa muy fea en su sótano y el pueblo prácticamente está desierto. Durante la primera mitad del juego, Alex solamente está yendo de aquí para allá, matando monstruos sin saber qué demonios pasa ahí. Pasando la mitad del juego, la historia comienza a avanzar, y, poco a poco, uno descubre los lazos que unen a Shepherd's Glenn con el pueblo vecino de Silent Hill, su culto a los demonios y todo eso.



No voy a spoilerear nada, así que sólo diré que la historia no es mala, y se desenvuelve de una manera bastante decente. Muchos la critican porque no es una continuación directa de la historia original, y porque no aparecen los personajes de Alessa, Dahlia y compañía. Bueno, ¿y eso qué? Para empezar, la historia de Silent Hill nunca fue nada extraordinario, y todo siempre se ha reducido a "no puedes deshacerte de tu oscuro pasado (o el de tu familia, o lo que sea), tu destino te llama a Silent Hill, donde deberás tratar de arreglar las cosas". Al menos en mi opinión, la historia funciona mientras pueda mantener algo de misterio. Y eso es algo que los juegos de SH siempre han logrado hacer.

La principal diferencia de este juego en relación a los anteriores está en la manera en que uno controla a Alex. Él es un soldado, y, como tal, está bien entrenado para el combate. No es como los anteriores protagonistas, cuyos movimientos se reducen a dar golpes simples con un arma determinada; Alex puede dar golpes rápidos y fuertes, regular su intensidad, hilar combos, evadir ataques y manejar armas de fuego con mucha precisión.

¿Hace eso que sea demasiado capaz? PARA NADA. Éste es el juego de SH más difícil que he jugado. La inteligencia artificial de los enemigos es considerablemente alta (incluso en dificultad normal), uno tiene que usar trucos distintos para cada monstruo y eso no es nada sencillo. La cosa se complica todavía más cuando sólo te dejan cargar 12 balas de escopeta y como 18 ó 27 de pistola (no recuerdo). Las municiones comienzan a escasear pronto y, sin ellas, no hay manera de derrotar a ciertos monstruos, como schism o siam. Peor aún, pasando cierto punto del juego, los items de salud comienzan a reducirse y la distancia entre cada punto de salvado es mayor. Básicamente, este juego te avienta un montón de enemigos en un espacio contrecho, te engaña al hacerte pensar que estarás seguro una vez que los hayas matado y te obliga a sobrevivir con un hilo de vida durante largos, largos periodos de tiempo.

En realidad, buena parte del tiempo vas a tener que pasarla huyendo de varios monstruos, para así poder ahorrar algo de salud y balas. Y eso no es fácil: te perseguirán a donde vayas, entrar a cuartos distintos no basta para deshacerte de ellos y, si crees que puedes pasar furtiva y sigilosamente, sin que te noten, tendrás que cuidarte de no hacer el menor ruido, de no avanzar a pasos pesados ni de tocar nada que puedas tirar o que emita algún sonido.

¿Entonces Alex es muy capaz? Los de IGN son unos retrasados mentales.

Por lo demás, el diseño del juego es 100% Silent Hill: estructura linear que te guía a través de distintos escenarios (calles desoladas, un hotel, un hospital, casas, un cementerio, las alcantarillas y otro tipo de lugares enteramente extraños y pesadillescos); debes explorar cada rincón de cada escenario para encontrar items y objetos necesarios para pasar al siguiente lugar; resolver uno que otro puzzle, ninguno demasiado difícil; y matar a una serie de monstruos y jefes.



Y, hablando de monstruos y jefes, los de Homecoming son excelentes: grotescos, extraños, surrealistas y repletos de temas sexuales. Los boss fights son, sin la menor duda, los mejores de la serie. Scarlet probablemente es el jefe más atemorizante y difícil contra el que he tenido que pelear en un juego de SH. Si acaso, lo único de lo que me puedo quejar es de la falta de variedad de monstruos. O, la verdad, no sé si esté pidiendo mucho; hay 8 monstruos diferentes en este juego, todos ellos con muy buen diseño (bueno, las cucarachas no tanto), pero hubiera querido ver más que sólo esos. Con unos 12 habría estado perfecto.

En cuanto a lo visual, este juego es el mejor de todos. Los gráficos de la actual generación son geniales: los monstruos se ven muy nítidos, la construcción de la atmósfera es excelente, muy compleja y llena de detallitos tan finos que vale la pena darse tiempo sólo para observarlos de cerca (la inclusión de una vista en primera persona me pareció más que apropiada). El otherworld es de lo mejor: la transición, como si el mundo se estuviera despellejando, fue tomada directamente de la película y se ve muy bien; y también tiene detalles padres, como el filtro de película vieja y las chispas que salen de entre las rendijas del piso metálico, que refieren a la mina de carbón incendiada, otro préstamo de la película. Los escenarios son extraños y algunos de ellos plenamente oníricos y de pesadilla, muy imaginativos y difíciles de describir. Los cortos cinemáticos son también muy nítidos y las expresiones faciales son bastante convincentes. Otro buen detalle fue que tanto Alex como los monstruos muestren el daño que se les hace, ya sean golpes, balazos, cuchilladas, hachazos, etc. Mi única queja quizás sería con la animación del agua, que se ve poco acabada, pero, en general, estoy contentísimo con el diseño visual del juego.

Es todo lo que tengo que decir. Éste es un excelente juego de survival horror, que me ha dejado feliz. Qué se joda IGN, SH: Homecoming es un juego de primera calidad en su género.

martes, 7 de octubre de 2008

Comparando a Nick Cave con Tom Waits

Si te gusta la música de Nick Cave, entonces debe gustarte la de Tom Waits, y viceversa. Al menos ésa es la idea común y, ciertamente, en general, a los fans de un artista también les gusta escuchar al otro. No sé si Tom Waits lo haya hecho con Nick (lo dudo), pero al menos Cave ha citado a Waits como influencia e incluso lo alabó en su lectura The Secret Life of the Love Song.

Pero, ¿qué tienen en común estos músicos? Waits toca con percusiones de basurero, ritmos nada usuales, voz única y ronca que turce de las maneras más excéntricas. Por su parte, Cave canta con una voz grave y limpia (si bien no demasiado educada), tiene un estilo más obsesivo y rockanrollero, y sus baladas le tiran mucho a la Leonard Cohen. Pero, más allá de esto, ciertamente comparten muchas cosas. Ambos pueden ser tan crudos como finos, su música tiene una firme base de blues, y sus temas son profundos, sombríos, provocadores, sentimentales y penetrantes, fusionados completamente con la música. También poseen una visión y una filosofía muy bien definida acerca de lo que hacen, a la que han permanecido fieles, volteándoles las cosas a varias corporaciones que han querido lucrar con ellos.



Por cierto que han tenido vidas muy distintas, aunque también en ellas se pueden encontrar algunos paralelos. Cave, australiano, vivió su juventud durante los setentas y ochentas, procede de una familia muy religiosa, fue marcado por la muerte de su padre en un accidente automovilístico, dejó sus estudios para dedicarse al rock, se volvió un drogadicto empedernido, tuvo dos hijos con mujeres distintas (uno al cual nunca ve), se rehabilitó, volvió a caer, volvió a salir, tuvo un corto y turbulento romance con P. J. Harvey, y finalmente se estabilizó, se casó con la modelo Susie Bick, y tuvo otros dos hijos con ella. Ahora, a sus 51 años, él parece estar feliz.

Tom Waits es 8 años mayor que Cave, pasó su infancia en California, entre padres divorciados, trabajó en un club nocturno y en la guardia costera, firmó su primer contrato musical a los 23 años, cayó en un alcoholismo severo, inició una relación sentimental con Rickie Lee Jones, terminó con ella, salió del vicio, trabajó con Francis Ford Coppola, se casó con la multifacética Kathleen Brennan, tuvo hijos y, según sus propias palabras, hoy día es feliz.

Puntos en común: adicción, etapa de vida turbulenta, seguida de estabilidad y vida familiar.

Metámonos ahora un poco en la personalidad de ambos artistas. Creo que es seguro decir que la música de Nick Cave es predominantemente negativa, llena de tensiones, conflicto y ambivalencias. Incluso cuando canta sus piezas más rockeras, bohemias o menos "serias" (por ejemplo, "Black Betty", "Get It On", "King Kong Kitchee Kitchee Ki-Mi-O", o "West Country Girl"), su voz tiembla de manera obsesiva, cosa que en parte define su estilo. Incluso sus canciones más sentimentales suelen ser melancólicas y tienen un cierto aire apesadumbrado, aunque, ciertamente, eso no es una regla general en su música ("Breathless", "There She Goes, My Beautiful World" son canciones realmente felices), sino meramente es lo que más peso tiene en su repertorio.

Evidentemente, Nick pasó buena parte de su vida entre conflictos emocionales serios y bastante difíciles, que ayudaron considerablemente a moldear su "musa". Su música refleja ese "estar entre opuestos", una eterna ambivalencia en la que se acerca y se aleja de las mujeres, de Dios, de su padre, y sencillamente no sabe cómo resolver esa situación. Estas circunstancias se agudizaron a un punto tal que su única defensa consistió en fusionarse con problema, hacerlo parte de su identidad y desahogarlo a través de su música, cosa que sin duda lo ayudó bastante a mantener la cordura.

Su narcisimo, su enorme ego, tampoco debió ayudarle mucho. Cave tiene una personalidad sumamente carismática; no dudo que sea muy leal con sus amigos y un seductor experto con las mujeres. Su espíritu atrae a mucha gente, si bien me da la impresión de ser una persona extremadamente sensible y muy fácil de ofender. Le encantan los reflectores y dudo mucho que acepte el papel de segundón. Al contrario, le gusta que la gente lo siga, que le haga coro, y su personalidad es tal que incluso ha consiguido que artistas de la talla de Blixa Bargeld y Warren Ellis lo segundeen. Pero, por su parte (hasta donde sé), él no ha cumplido con un papel similar con otro artista.



Si bien Nick Cave ha tocado algo de folclor tanto americano como australiano, sus música nunca se ha definido por ello. Waits, por su parte, es 100% norteamericano, y le encanta saltar del folclor rural gringo al ambiente urbano y el blues callejero. Waits, como Cave, puede ser extremadamente crudo y sombrío, tratar temas neuróticos, mórbidos y obsesivos, situarse también en esa lucha entre Eros y Tánatos, cantar con pesadumbre penetrante, componer una música emocionalmente drenante y tensa. Todo eso lo tiene en común con Cave, pero hay una diferencia mayor entre ambos: como dije, Cave es predominantemente negativo, mientras que Waits sabe hacer uso del humor y buena parte de su música es de lo más vitalista que he escuchado.

La personalidad de Tom Waits es excéntrica, loca, extrañísima. Al igual que Nick, es un niño eterno y algo misantrópico, que desearía nunca haber perdido aquella supuesta inocencia infantil ("I Don't Wanna Grow Up"). Es paranoico, pero sabe asimilar muy bien sus temores y puede controlarlos ("What's He Building?"). Y, con todo, ha compuesto los que quizás sean los temas más maduros y conmovedores que he oído, y admirablemente logra que no suenen cursis ("House Where Nobody Lives"). Creo que una canción que define muy bien su estilo es "Make It Rain". En ella, narra la típica historia del sujeto cuya mujer le quitó todo su dinero y a su mejor amigo; pero no por eso se deja caer en la total autocompasión, el autodesprecio o la inutilidad. Al contrario, él dice "I wanna believe in the mercy of the world again / Make it rain". Básicamente, narra lo horrible que lo ha tratado la vida, lo difícil que le ha sido sobrevivir en un mundo de perro que come perro, lo mucho que ha batallado tratando de aclarar sus emociones; pero, al final, nada le quita el deseo de seguir viviendo, de tratar de arreglarse a sí mismo.

Quizás, yendo más allá de lo formal, ésa sea la diferencia más profunda entre ambos músicos: uno canta desde una perspectiva casi enteramente sombría, mientras que el otro navega por ambos lados, luz y sombra, con toda familiaridad.

Personalmente, no puedo decir que prefiera a la música de uno sobre la del otro. Para mí, musicalmente, ambos están al mismo nivel y, de hecho, creo que les dedico más o menos el mismo tiempo. Aclaro que este post no lo escribí para tratar de definir quién de los dos es "mejor", en cualquier sentido o plano en que se lo pueda interpretar. Sólo doy mis impresiones y la verdad es que yo disfruto de ambos por igual.

domingo, 5 de octubre de 2008

Mariposas y polillas

La relación entre las mariposas y las polillas me asombra mucho. Sus diferencias perceptibles prácticamente son extremas; pero, en su esencia, ambos insectos son indistinguibles. la cosa va así:

Mariposas. Diurnas, coloridas, de cuerpo delgado y relativamente liso, antenas rectas, pliegan las alas verticalmente, migran, son muy limpias.

Polillas. Nocturnas, de colores opacos, con cuerpo ancho y escamoso ("peludo", por decirlo de otra forma), antenas curvas, pliegan las alas horizontalmente, no suelen migrar, son bastante sucias y cargan numerosas bacterias.



Sus características muestran extremos opuestos, pero, genéticamente hablando, es muy difícil diferenciar a una mariposa de una polilla. Los entomólogos siempre han discutido mucho acerca del tema, y las clasificaciones que proponen para distinguir una de otra son controvertidas. Genéticamente, mariposa y polilla son como los polos de una misma especie.

Lo que intento decir es que sorprende mucho cómo, en esencia, no existe diferencia entre un extremo y otro. Y tiene sentido, ya que positivo y negativo, blanco y negro, luz y sombra, son parte de una misma cosa, meras abstracciones que utilizamos para darle un poco de orden al mundo; el problema es que a veces nos concentramos mucho en "estas cosas" y nos olvidamos del todo al que pertenecen, de lo más esencial del asunto.

Por otro lado, hay excepciones a la regla. Hay mariposas diurnas, polillas nocturnas, polillas que pliegan sus alas verticalmente, mariposas que tienen antenas curvas, etc. Un ejemplo claro quizás sea la acherontia atropos (la famosa mariposa "cara de muerto" que apareció en Silence of the Lambs). Esta lepidóptera particular suele volar durante el crepúsculo, pliega las alas horizontalmente y posee colores tanto claros como opacos. No por nada representa la transición, y hasta tiene un dibujo en el tórax que asemeja una calavera humana, la muerte, el paso de un estado a otro.

En otras palabras, donde hay extremos, también debe haber puentes que los unan. Al menos me gusta pensar eso.