miércoles, 15 de octubre de 2008

Sueño

Soñé que estaba en la corte de los reyes de Argos. Era una especie de palacio-templo, muy amplio y majestuoso. La sala principal era realmente impresionante, llena de esculturas y relieves en los muros y las columnas. Sobre las paredes lucían trofeos y tesoros, entre los cuales estaba el vellocino de oro. Había varios reyes sentados sobre sus tronos, bebiendo y platicando. Por toda la sala había mesas de banquete, con comida y, sobre todo, opio. En una mesa frente a los reyes había ofrendas de leche y miel.

En medio de la sala había un gran círculo de piedra, grabado en el suelo. Mostraba figuras y símbolos complejos, todos ellos simétricos. En su centro, había una figura femenina muy atractiva. Este círculo era la entrada a una bóveda o cueva bajo el templo, donde se encontraba la Madre de Todas las Serpientes. Las ofrendas de miel y leche eran para ella.

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Batallo para interpretar el sueño. Hay varios mitos que se confunden ahí. El vellocino de oro fue obtenido por Jasón, pero él fue rey de Yolco, no de Argos. No obstante, su barco era el famoso Argo, y Jasón formaba parte de los argonautas, junto con su tripulación. La madre de todas las serpientes se me figuró doble, Hékate y Coatlicue, y con razón, ya que son figuras casi idénticas: ambas diosas de la fertilidad y el nacimiento, de triple rostro y con atributos mágicos sombríos. Por otro lado, un rey famoso de Argos fue Perseo, quien derrotó a Medusa, la gorgona con cabellos de serpiente. Y Jasón estuvo comprometido con Medea, a quien es fácil identificar con Hékate.

¿Qué significa todo esto? Argos era un reino aislado dentro de Grecia, que nunca se alió con ningún otro poder, ni siquiera durante las guerras contra los persas. Y, curiosamente, durante un buen tiempo fue regido por tres reyes. Por lo tanto, mi sueño es más o menos preciso en este sentido, aunque yo soñé con por lo menos unos 8 ó 10 reyes, y se me figuraba que algunos de ellos eran fantasmas que ya no regían ahí.

Así que estaba en territorio neutral, en un palacio-templo que albergaba a una antigua diosa ctónica debajo de él. Los poderes humanos y divinos se unían ahí y, efectivamente, Hékate es una diosa mediadora, similar a Hermes; puede moverse a sus anchas dentro y fuera del Hades, sin que nadie le diga nada y, como Hermes, es engañosa y posee misteriosas cualidades mágicas. Hékate, con sus tres rostros, también es la diosa de las encrucijadas, emparentada con la Luna, que guía al hombre en sus decisiones más importantes.

Argos podría simbolizar mi alma, aislada, pasiva y en constante evasión (por eso del opio). El vellocino de oro y los trofeos representarían algunos de mis logros, que probablemente refieran al ámbito académico (mi proyecto de investigación me ha costado mucho) y a otros de carácter más personal y anímico. En los reyes existe una ambivalencia: el rey es símbolo del poder y la acción terrenal concreta; pero entre ellos también existe la adicción al opio.

Dicotomía central en el sueño: actividad-pasividad.

La serpiente es un símbolo complejo. Representa mediación (es animal de agua y tierra), fertilidad y sabiduría, pero también agresividad y enfermedad (es un predador ponzoñoso). Más frecuentemente, simboliza la transformación, la muerte y la resurrección. ¿Significa que atravieso por un periodo de cambio? Obviamente, y uno lleno de peligros.

Hay algo que me molesta un poco. Hékate es la diosa de las encrucijadas, pero aquí sólo muestra dos direcciones: la acción o la evasión. Son extremos. ¿Dónde está el tercer camino, su tercer rostro? ¿Por qué está oculto? ¿Será que, por el momento, sólo puedo decidirme entre esos dos? ¿Aparecerá el mediador más adelante? No sé qué debo hacer. Una cosa es segura: uno no debe permanecer mucho tiempo en una encrucijada; de otra manera, las almas de los muertos lo destruirán. Pero, en cualquier caso, ésa es la consecuencia obvia de la evasión.

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