sábado, 18 de octubre de 2008

Cosas que aprendí ayer

Ayer fui obligado a asistir a un evento de la UR para darles la bienvenida a los güercos de primer ingreso. Por la tarde, fui a un café con un amigo y de ahí nos pasamos a la fiesta de bienvenida de otro camarada que acaba de regresar de España. Fue un día productivo, aprendí algunas cosas.

En el evento:

1. Soy completamente inútil tratando de imponer mi autoridad sobre muchedumbres de niños de entre 14 y 16 años. La próxima vez tal vez deba llevar un rifle de caza.

2. Un payaso común y corriente, de actitud mamona y antipática, es capaz de prender y mantener entretenidos a 300 preparatorianos durante más de una hora. No sé si sea a causa de que las represiones infantiles en los adolescentes de hoy son cada vez más severas, pero todo mundo estaba encantado con juegos simples para niños de 10- años.

3. No sé si sea sólo yo o sencillamente un caso excepcional a las prepas de la UR, pero los güercos son excesivamente homogéneos. Todavía se pueden distinguir los grupos de deportistas y de ñoños, pero el resto es sorprendentemente indiferenciable. En especial me la pasé buscando los grupos de rebeldosos amarguetas, mamones y sarcásticos, con cara de "querría estar en cualquier otra parte menos aquí", pero no los pude encontrar. Si acaso vi a un par de emos aislados que no se la acaban con el carro que reciben, pero fue todo. ¿Qué le pasó a las Darias y a los Darios? Hace falta ese contrapeso esencial.

4. Si lo que quieres en entretener a una muchedumbre de prepos, jamás invites a una conferencista para que hable del rock mexicano femenino en la década de los 50. Menos aún si se va a ir por las ramas hablando de lo indispensable del uso del condón y luego se pone a cantar composiciones propias del tipo 60s-70s, con una guitarra desafinada y una voz poco educada. Es decir, lidiar con un adolescente aburrido puede ser una experiencia pinche; multiplícalo por 300, y lo que obtienes es lo más parecido a la venida de Satanás a la Tierra.

5. Hay que tener cuidado con lo que uno escoge para comer, especialmente si se está en ayunas, cansado y con un hambre propia de náufrago. Un burrito con papas a la francesa puede llegar a tener un desacuerdo fuerte contigo.


Por la tarde / En la reunión:

6. Comprar libros comerciales de Robert Kiyosaki, Napoleon Hill y Malcolm Gladwell acerca de cómo hacer y administrar el dinero, puede ser algo realmente productivo y quizás formen las lecturas más prácticas en lo que llevo de vida. Ahora mi biblioteca se verá curiosa: libros de historia y antropología, diversos estudios de historia de las religiones, psicoanálisis, estudios medievales, hermenéutica y teoría literaria, un montón de novelas y, al final, títulos como Piense y hágase rico, La clave del éxito (The Tipping Point), El cuadrante del flujo de dinero e Incrementa tu IQ [sic] financiero.

7. La lectura de Tarot siempre es un hit en las fiestas y reuniones. Parece que este tipo de cosas atraen, en especial, a las mujeres. Así que quizás pueda usar esto para mi propia ventaja.

Ajá, a quién trato de engañar. Tengo el poder de seducción de un ornitorrinco en aguas saladas.

8. Uno puede tener una discusión interesante y constructiva con gente escéptica y positivistoide (pero culta), acerca de las cualidades del Tarot como recurso terapéutico y, yendo un poco más allá, sobre cómo influye la sincronicidad en la tirada de cartas. Claro, tenía un amigo que me apoyaba y la persona con quien discutía era un buen camarada, así que quizás esto no cuente. La plática atrajo a otras personas que no conocía, pero no creo que hubiera tenido tan buenos resultados de haber ocurrido con completos extraños. No lo sé.

Oh, y casi lo olvido:

9. Un cartón de cervezas puede ser un objeto con fuerte valor sentimental. Cuando mi amigo nos dio un cartón para que compráramos cheve, nos dijo: "Nomás díganles a los del Oxxo que pongan las cheves en este mismo cartón. Es que el cartón tiene historia, mi abuelito se lo dio a mi hermano y mi carnal me mataría si le pasa algo. Hasta tiene nombre y todo. Se llama 'Carto'".

Lo chistoso es que olvidamos el cartón en un 7 y tuvimos que regresar por él.

"Se llama 'Carto'". Ésa fue la frase de la semana.

2 comentarios:

Nicolás Díaz dijo...

¿El título en español de The Tipping Point es "La clave del éxito"? Jajaja.

Me ha dado pena comprar los libros de Gladwell (he tenido "Blink" varias veces en mis manos, mientras volteo a ver si ningún conocido me está mirando), pero al menos un par de ensayos en su blog me han interesado mucho (sobre mitos modernos: los profilers del FBI y los test de Recursos Humanos).

Clauricaune dijo...

no he leído su blog, pero lo checaré.

y pues apenas llevo como la tercera parte de The Tipping Point, y sí ha dicho un par de cosas que de plano te dejan pensando "¿cómo chingados te atreves a afirmar esto?". La verdad dudo que su tesis se pueda sostener en general, pero hasta ahora los ejemplos que ha dado y algunas de sus ideas sí me han parecido bastante interesantes. es decir, a pesar de que diga algunas mamadas increíbles, no se me ha hecho una mala lectura.