domingo, 2 de noviembre de 2008

Opium


Opium es la segunda novela que publicó Jesús Ferrero, en 1985. Según se afirma en la cubierta, esta edición de 2004 que leí está revisada por el autor y se puede considerar una reescritura definitiva. No he leído la edición vieja, pero, en cualquier caso, esta novela realmente es buena.

Opium cuenta una historia amorosa situada en un par de pueblitos por la frontera chino-tibetana, a principios del siglo XX. Es una novela bastante corta, de menos de 150 páginas, pero Ferrero se las ingenió para desarrollar a una gran cantidad de personajes de una manera extraordinaria, en un espacio tan pequeño.

La protagonista es una muchacha llamada Opium; alrededor de ella se desenvuelven y entrelazan las historias de varios otros personajes, y debo decir que todas ellas tienen un impacto genial. Aquí uno le puede echar vistazo a las almas de bandidos, monstruos cínicos, proxenetas, padres fracasados y gente que es arrastrada, en contra de su voluntad, hacia un mundo perverso. Créanme que son personajes difíciles de olvidar. Por cierto que la idea del destino está presente a través todo el relato; en realidad, se trata de una auténtica tragedia griega, como le gusta hacerlas a Ferrero.

Según esto, la novela trata más acerca del deseo que del amor, y creo que eso es correcto en su mayor parte. La imagen principal aquí es la de un ideal difuso encarnado por Opium, al que todo mundo quiere acceder, en diferentes sentidos. El problema es que la mayoría de la gente intenta agarrarlo por la fuerza y mantenerlo bajo su control, y ahí tienen el origen de su tragedia. El erotismo y la sensualidad son los temas principales de esta obra, y son manejados con tanta poesía como filosofía. A pesar de lo corta que es y de lo rápido que se pasan las páginas, emocionalmente es una novela densa y que en todo momento hace que uno reflexione en mil cosas distintas.

Uno de los méritos más grandes que encontré en Opium fue la forma en que describe cómo se tocan los opuestos: la más pura sensualidad y deseo carnal pueden abrir paso a una unión trascendente. Lo terrenal y lo espiritual se fusionan de una manera tan natural y tan poética que realmente logra hacer que algunas cosas se muevan dentro de uno. No creo que haya alguien que pueda permanecer indiferente a una novela así (y, si lo hay, debe ser un completo cretino con el espíritu congelado). Esta obra no describe otra cosa que el tan buscado y complicado mysterium coniunctionis, el ideal último al que, de una u otra manera, todos aspiramos.

Así que ciertamente recomiendo mucho esta pequeña novela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece interesante, en todo caso un tragedia es la única forma de que los hombres se unan de una forma trascendente, aunque sea fugaz y sin sentido. La buscare para leerla.

Clauricaune dijo...

:D

No te arrepentirás. En realidad, casi cualquier cosa que agarres de Ferrero vale mucho la pena. Todo lo que he leído de él me ha gustado bastante.