miércoles, 19 de noviembre de 2008

Cambios

Este año he leído muy pocas cosas. Desde que me gradué en diciembre pasado, apenas he agarrado un libro. Mis lecturas de ficción de este año solamente han sido cuatro: tres de Fred Vargas y una de Jesús Ferrero. Y mis lecturas académicas han consistido en simples revisiones de libros que ya he leído y que estoy utilizando para mi proyecto de investigación, además de uno que otro artículo y ensayo corto.

Obviamente, en todo esto ha tenido mucho que ver lo harto y fastidiado que terminé después de pasar 5 años estudiando letras. Haciendo cuentas, los cursos que realmente valieron la pena para mí caben en dos semestres de carga ligera; el resto lo considero completamente prescindible y bastante inútil. En cualquier caso, la aproximación psicológica a la literatura la aprendí por mi cuenta y, aunque hubiera elegido un enfoque lingüístico o sociológico -que son los que predominan en la facultad-, realmente la escuela no me habría ayudado demasiado.

Así que por un lado está el hartazgo, pero por otro están también la flojera, el estrés y mi proyecto de investigación (si tengo algún pendiente académico, nunca me siento a gusto leyendo cosas aparte). A propósito del proyecto, ya estoy por terminar el cuerpo principal y espero tenerlo listo a más tardar en enero. En este punto, ya he perdido mucha emoción por este trabajo y se ha vuelto más una carga de la que quiero deshacerme lo más pronto posible.

Estoy desilusionado. Por supuesto que la beca que me dieron para hacer el proyecto forma parte de un programa que simplemente le sirve a la Uni para dar la falsa impresión de que ahí se fomenta la investigación. Y por supuesto que la preocupación principal de casi todos los doctores y académicos de la facultad es ensanchar sus egos y crear una imagen favorable de sí mismos como estudiosos. La investigación en sí es secundaria, una herramienta para alcanzar reconocimiento, y nada más.

Mi proyecto trata de literatura infantil, psicología junguiana y una especie de biblioterapia. No es precisamente un trabajo original -Gringolandia y Europa están llenos de ellos-, pero al menos los textos y autores que abordo no han sido considerados por el mundo académico (y de verdad merecen ser estudiados) y, en estas tierras de salvajes, la psicología analítica y el enfoque terapéutico de la lectura no caería del todo mal. Así que pienso que en realidad estoy haciendo una pequeña contribución. Pero, con toda seguridad, al menos la comunidad de las letras lo va a ignorar (por ser demasiado "raro", complicado y desconocido para ellos; ya me he topado con DEMASIADA oposición). Quizás tenga una mejor aceptación entre los psicólogos, pero no estoy muy seguro, porque Jung no tiene muy buena fama en general.

Entonces, básicamente, mi trabajo es como una botella arrojada al océano, que se la pueden comer los peces.

Mi carrera académica es una farsa. Tengo planeado entrar a maestría el año que entra, pero no me siento demasiado motivado. Voy a gastar tiempo y dinero solamente para obtener un papelito que me acredite como estudioso con suficiente nivel para cursar un doctorado en 500 universidades extranjeras. Wow. Cualquier pinche burro fantoche puede hacer eso. Y hay muchos de esos, la verdad. Ningún papel opalina con las firmas de tipos que ni conoces te va a hacer más listo o sabio. Algunos de los mejores maestros que tuve en la universidad solamente tenían la licenciatura; lamentablemente, nunca les permitieron crecer justamente por eso, por no tener estudios avanzados ni suficientes publicaciones.

Como sea, estudiaré la maestría y luego algún doctorado. Mi ambición no es mucha: sólo quiero ser maestro. Y, para ello -especialmente con las condiciones que pienso exigir- necesito mis papeles opalina con las firmas de un montón de directivos mediocres, personas desconocidas a las que no les intereso, ni ellos a mí.

Mi vocación es lo académico, pero no quiero terminar atado a instituciones educativas durante años, que apenas me van a dar de comer y ni tiempo me van a dar de vivir. Trabajo en una de estas instituciones y créanme que da miedo ver a tanta gente con depresiones anaclíticas y con defensas compulsivas. Es realmente triste.

Así que, como esa opción está descartada, debo buscar alternativas. Si no quiero estar amarrado a instituciones, necesito la libertad financiera. Entonces, ése es el primer paso, crear un sistema que me genere un ingreso mayor a mi gasto y que tienda hacia la automatización, de manera que me dé el suficiente tiempo para dedicarme a lo que realmente me interesa. Lo chistoso es que para hacer esto ni siquiera se requiere de formación profesional; como me dijo un amigo, no es más difícil que jugar un RPG. Lo que hace que parezca tan complicado es, más que nada, el prejuicio, el marco de pensamiento, y el temor a la jodida inversión de dinero. Pero me voy por las ramas.

Como sea, ésa es mi prioridad ahorita. Supongo que eso también influye en mi desgana por el proyecto y mis estudios: mi trabajo de investigación en parte representa una etapa de la que quiero salir, aunque por lo mismo también es importante que la termine como es debido. Ya estuve demasiado tiempo encerrado en el mundo de las ideas; apenas me dirijo hacia el práctico, hacia el de la acción, aunque, claro, las ideas son parte de mí y es imposible que las abandone.

En fin, estoy seguro de que, una vez que termine el proyecto, regresarán mis ánimos y volveré a leer y estudiar por el gusto de hacerlo. Quién sabe, quizás hasta llegue a sentir algo de emoción (ligera) por la maestría. Supongo que todo depende de cómo me salgan las cosas en el corto plazo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

To tome la desición de terminar lo más rápido la carrera y así estar afuera para encontrar un mejor lugar para crecer academicamente. Se lo que es cargar con un proyecto que al principio era un placer y después no, pero lo ejor es que lo termines lo más pronto posible.
Por cierto comparto tus ideas de las Academias, y es por eso que soy renuente a dicidir con rápidez donde seguir estudiando. Yo la verdad estoy aburridisomo de la filosofía, pero pasa una semana sin leer y me nace volver al libro, pero gracias a dios en sola una semana mi vida como estudiante de licenciatura está por terminar. A ver qué no depara el futuro, ya ni menciono el lejano, sino el cercano.

Clauricaune dijo...

Ah orale, conmadre que ya terminas. Y sí está difícil el mundo laboral: es explotador y mamón a más no poder. Es drenante. Pero es necesario.