viernes, 25 de julio de 2008

Mentiras

El Mahabharata cuenta que, en la batalla final entre los Pandavas y los Koravas, los Pandavas tenían una ventaja numérica muy superior. La única manera de ganarles era matando a su comandante supremo, Drona, pero eso estaba difícil. Para esto, Krishna, que aconsejaba a los Koravas, sugirió esparcir la mentira de que Asvatthama, el hijo de Drona, había muerto. Si Drona se la tragaba, se volvería loco y se suicidaría.

Por supuesto, Drona no le iba a creer a cualquiera. Por eso, Krishna aconsejó que fuera Yudhisthira -un héroe famoso por no haber dicho una sola mentira en toda su vida- quien soltara las mentiras. Así lo hizo, Drona se mató y los Koravas ganaron la guerra. Krishna sentenció: "Quien miente para salvar una vida, no peca".

Yudhisthira pagó un precio, no obstante. Por su honestidad, él era privilegiado por los dioses, y su carroza se movía mágicamente, flotando a cuatro dedos del suelo. Cuando mintió, cayó de la gracia, y su carroza tocó tierra.

Bien, con todo respeto por la sabiduría hindú, todo esto me parece un montón de mierda. Cierto, con mentiras se gana una guerra. Y, cierto, Krishna hizo lo que debía hacer. Pero, ¿"quien miente para salvar una vida, no peca"? ¡Estás en una guerra, sonso! Para salvar algunas vidas, matas a otros. Quizás debió incluir un asterisco en su sentencia: "quien miente para salvar una vida* (korava), no peca".

Además, ¿qué clase de castigo fue ése para Yudhisthira? ¿Sólo lo hicieron caminar, como los demás mortales? ¿Es todo? Los dioses lo deshonraron, pero los hombres lo felicitaron. En cualquier caso, según Krishna -otro dios-, ni siquiera pecó. ¿Se pueden poner de acuerdo?

El principio de "No mentirás" se encuentra presente en los códigos éticos de todas las culturas. Y es válido, aunque no sea apropiado tomarlo muy al pie de la letra. Mentir, como regla en una guía general de conducta, es algo malo. Pero hay que ver los dos polos del asunto, que suelen entrecruzarse: ciertamente, debe existir una carga objetiva de verdad es todo valor, pero ésta siempre va a ser relativa a la persona y a su situación concreta. En su instancia más profunda, el mundo se conforma por múltiples posibilidades de sentido y de valor; es decir, se subjetiviza. En su núcleo, como quiera, siempre habrá un valor guía objetivo. Pero, en la medida en que el individuo se vuelve cada vez más consciente de su propia subjetividad, este valor pierde, poco a poco, su fuerza vinculante.

En cualquier caso, el mentir siempre implica una relación de poder. Incluso dentro de la mente de uno mismo; lo inconsciente nos ciega a ciertas cosas que podrían ser devastadoras para nuestra consciencia, si ésta no se encuentra lo suficientemente fortalecida. O quizás simplemente no es el momento indicado para darse cuenta de un cierto estado interno; por lo tanto, lo inconsciente se lo guarda y no lo revela. Así, muestra su lado superior sobre la consciencia.

Sin embargo, en las relaciones personales cercanas, la mentira se puede volver algo terrible. Puesto que, al mentir, uno se coloca por encima del otro (incluso si resulta ser para su propio bien), se pierde toda relación de igualdad, necesaria para la auténtica compenetración afectiva. Por lo tanto, la mentira crea una distancia entre ambos. Eso puede ser de lo más destructivo.

Sólo son pensamientos medio azarosos. No pretendo concluir nada aquí.

No hay comentarios: