lunes, 11 de agosto de 2008

Megalodon

Anoche tuve un sueño. Estaba en un viejo y muy resistente barco de pesca, de regreso de largas y pesadas semanas en Alaska. Me decía que no lo había hecho tan mal para un viejo marinero de hojalata: varios cientos de kilos de cangrejo, a costa de algunas heridas y golpes. Cojeaba un poco y tenía las manos quemadas, por no haber utilizado guantes, como debí, y además los cangrejos me las habían pinchado bastante. Dolían. Iba vestido como pescador típico: sudadera, gorro, pantalones gruesos, grasosos y rasgados, botas manchadas por la humedad, barba de varios días, no me había bañado.

La barca iba de regreso por el Pacífico, y estábamos llegando a aguas cálidas y tranquilas. Cielo despejado, mar cristalino, yo fumaba un cigarrillo. Pero luego surgió una silueta enorme bajo el agua, muy cerca de la barca, y por encima de la superficie salió una aleta gigante. Era un jodido megalodon que estaba rondando el barquito.



Ya había soñado con el megalodon hace años, pero no recuerdo bien esos sueños. El megalodon es una especie de tiburón prehistórico, antecesor del actual tiburón blanco. Vivió entre 18 y 1.5 millones de años atrás, llegó a medir hasta 18 metros de longitud y sus mandíbulas extendidas daban un espacio de mordida de hasta 2 metros. Sus dientes llegaban a medir hasta 18 centímetros en diagonal, y los tenía en hileras de 3 en la parte anterior y 7 en la posterior. Era mucho más agresivo que el tiburón blanco, se alimentaba de ballenas, y habitaba las aguas cálidas de todo el mundo.

¿Y qué significa, en términos simbólicos? Evidentemente, una angustia de castración grande. Pero creo que va más allá de eso. Digo, mi pene no es lo único que se encontraría amenazado por una bestia de ese tamaño. Un megalodon es capaz de hacerme papilla, de destruir todo mi ser.

Es un animal primitivo que mora en las aguas cálidas, en las capas superiores del océano. Son tendencias destructivas que se encuentran apenas por debajo de la consciencia, a la cual justamente amenaza. Es similar a un monstruo lovecraftiano, un ser que ha dormido por tiempo inmemorial y que se despierta cuando uno menos lo espera. La diferencia es que éste no es un alienígena ni un dios, sino una simple bestia antigua. Representa algunos de mis peores temores, los más irracionales, de disolución completa del ser.

Y, si en mi sueño me la pelé pescando cangrejos, imagínense esto, que es mil veces peor que Moby Dick. El sueño, como muchos otros que he tenido últimamente, no tuvo conclusión. El megalodon simplemente se mantuvo por ahí dando vueltas y todo quedó medio incierto.

Pero lo que me consuela es que, después de todo, el megalodon es un animal extinto. No es un monstruo real, es un fantasma conjurado por criptozoólogos. Una falacia exagerada y sensacionalista. No debería darme miedo un espectro. Sólo es real en la medida en que yo le permita serlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que rajado soñar con este tiburon tan gigantezco seria genial tener mas informacion sobre este ser tan brutal!!!