lunes, 15 de septiembre de 2008

Más allá, a la derecha


Más allá, a la derecha es una novela de Fred Vargas, escrita en 1996, si no recuerdo mal. El protagonista aquí es Louis Kehlweiler, un expolicía parisino muy bien relacionado que se dedica a resolver crímenes por cuenta propia. En esta historia, él descubre, por casualidad, un pequeño hueso humano dentro de una mierda de perro. Entra en escena el (relativamente) joven Marc Vandoosler, "san Marcos", historiador de la Edad Media y uno de los "tres evangelistas" que protagonizaron Que se levanten los muertos (de hecho, la historia aquí ocurre 8 meses después de los eventos de aquella novela). Con la ayuda de Marc y de su amigo prehistoriador Mathias ("san Mateo") logran descubrir el perro que cagó el hueso, y los conduce hasta el pequeño pueblo costero de Port-Nicolas. Ahí dan por hecho un asesinato, y es donde las cosas se ponen tensionantes, aceleradas, confusas y entretenidas.

Hasta ahora, no hay novela de Fred Vargas que no me haya gustado. De verdad, amo estas historias. La manera en que esta autora estructura la narración y la forma que maneja el misterio son verdaderamente geniales, pero lo que más me atrae son sus personajes, lo bien que los desarrolla, las ideas que mete en sus cabezas, el simbolismo que pone en sus acciones, etc. Louis Kehlweiler, "el alemán", es un expolicía cincuentón de actitud irónica y provocadora, con una pierna coja, y suele llevar a su sapo, Bufo, en el bolsillo. Tiene mil problemas con las mujeres y su vida oscila entre sus amoríos fracasados y sus geniales investigaciones, que, de cualquier forma, lo meten en problemas con todo tipo de gente, y lo han dejado en la calle y la miseria. Marc Vandoosler es un historiador de 36 años sumamente competente, muy perspicaz pero igualmente nervioso, que viste de negro y también se complica mucho la vida con sus relaciones sentimentales. Mathias, por su parte, es un tipo grande y callado, un arqueólogo que usa sandalias en tiempo invernal, amarra sus pantalones con una vil cuerda y no suele usar ropa interior; a él lo llaman "cazador-recolector", ya que es capaz de interpretar los rasgos de la tierra, de rastrear y, pues, cazar a sus presas.

En todo momento, la trama siempre está en el borde entre lo improbable y lo inverosímil, cosa que, combinada con la extraña actitud de los personajes, le da un tono algo surrealista a la novela, y eso precisamente es lo que hace especiales a las obras de Fred Vargas, siempre lo he dicho. Una cosa lleva a otra, se abren nuevas historias y, al final, uno difícilmente puede adivinar quién es el asesino. Y, además de la buena estructura narrativa, la psicología profunda de los personajes, el excelente manejo del suspenso, y el misterio y la simbología, la obra también está cargada de ideas bastante penetrantes. Es toda una joya.

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